Aquí está el biplaza oficial para la dama o caballero que vive una fantasía steampunk, se cree el Gran Gatsby y piensa que un Morgan a secas no es lo suficientemente pretensioso. Y no lo digo en detrimento de Morgan, el roadster que ve aquí se llama Midsummer y es bellísimo, en gran parte cortesía del toque de Pininfarina.
Es tan bello, que no es para cualquier mortal. De entrada, Morgan es una marca que complace a un grupo reducido de individuos, aquellos que desean un auto clásico, pero sin ser realmente clásico. Ahora, arroje la sabiduría de Pininfarina a lo que es en esencia un biplaza británico de otra era y tiene una receta muy exclusiva. Ese estilo tan particular del Midsummer exige un gusto muy específico y, por ende, no es para cualquiera.
Lo mejor de Italia e Inglaterra
Y no sólo es una apreciación, Morgan y Pininfarina sólo construirán 50 ejemplares del Midsummer. Cada uno captando la sensación de volver a los años cincuenta y vivir ese florecimiento de los deportivos británicos y americanos, desde el Jaguar XK120, pasando por los MG y Triumph, hasta el Chevrolet Corvette C1.
Las frases que mejor describen al Midsummer es tradición, estilo por encima de sustancia. Pininfarina logró crear al Morgan más atractivo de la historia, partiendo de un contemporáneo Plus Six y masajeando su carrocería para crear algo más tradicional, elegante e impactante.
Pasos de rueda curvilíneos, una parte trasera aerodinámica, un capó largo, parrilla ovalada, faros sencillos y redondos componen parte del estilo; lo demás está hecho de madera. En serio, en un guiño a Morgan del pasado, que usaba ese material para sus chasis, el Midsummer integra copiosas cantidades de madera teca alrededor de la cabina; haciendo honor también a lanchas de lujo.
La carrocería es moldeada a mano, proceso que involucra unas 250 horas de trabajo, con 30 más para las secciones de madera en la cabina. Con todo, el Midsummer logra ser exclusivo sin exageraciones, un vehículo para despertar admiraciones y viajar sin prisas. En todo su diseño clásico, casi logra ser futurista, como el auto que conduciría un antihéroe en los cómics de Sin City.
Tradicional y moderno a la vez
Logos de Pininfarina adornan el exterior del Morgan Midsummer, al igual que grandes rines de 19” con un aspecto de turbina. Lo curioso es que, al final del día, su chasis y motor provienen de un BMW. Como si fuera un Z4 de otro universo, el Midsummer usa el motor twin turbo de seis cilindros de BMW, afinado para entregar 335 hp a las ruedas traseras, con una sola opción automática para la transmisión.
No hay un parabrisas, solo dos deflectores de aire porque esto es lo que se conoce como un barchetta, Las puertas bajas integran adornos en madera que conducen a un interior tradicional, compuesto por dos asientos en cuero con un diseño sobrio, más láminas de teca que rodean el tablero, indicadores análogos y varios botones físicos. Lo único que interrumpe este toque clásico es el volante moderno de BMW y un sistema de sonido Senheiser.
El Morgan Midsummer es más una declaración de estilo que un deportivo purista. Seguro, tiene el desempeño y un peso que apenas supera la tonelada, pero aquí las apariencias priman por encima de todo. Y en ese sentido, Morgan junto a Pininfarina lograron concebir un vehículo que luce clásico y contemporáneo a la vez, con una apariencia impactante, meticulosa y por encima de todo, bella.
