Horacio Pagani es un hombre de tradiciones, de autos bellos a la vieja usanza por encima de las tecnologías modernas. Por eso es que la decisión de mantener al Huayra como un modelo automático (está bien, secuencial pero técnicamente no es lo mismo) siempre fue extraña. Eso cambia hoy porque por fin Pagani concibió al Huayra V12 manual que siempre debió ser, en forma del único e irrepetible Epitome.
Así, sin tilde ni nada, porque en inglés no se utilizan. No importa, con acento o no este es el epítome de los exóticos modernos, equivalente sólo al GMA T.50 de Gordon Murray, el Aston Martin Valour y Valiant; al igual que técnicamente al Koenigsegg CC850, aunque su estatus manual está abierto a debate.
Y sí, una transmisión secuencial como la que usa el Huayra R se puede considerar manual, pero nada tan puro como lo es el Pagani Huayra Epitome.
Siete cambios y tres pedales para domar esos doce cilindros
Como muchas cosas en el mundo de los exóticos más caros y exclusivos del planeta, el Huayra Epitome nace de un capricho que Pagani quiso cumplir a un cliente.
La petición de este era simple: un Huayra manual y de ahí el nombre “Epitome”: este es el Pagani Huayra definitivo. Su V12 biturbo con orígenes de Mercedes-AMG permanece, con 852 caballos de potencia y 1.100 Nm de torque a las ruedas traseras. La diferencia está en la transmisión, construida por Xtrac, con siete cambios y un embrague multidisco para domar todos esos 852 equinos.
Los especialistas de Pagani también modificaron la respuesta del diferencial electrónico, los soportes del motor y otros elementos minúsculos en el chasis y suspensión. Esta última es activa y posee un modo “confort” que se activa de forma automática a bajas velocidades, porque la idea del Epitome es disfrutar la operación de cada cambio. A menos que quiera agresividad, en cuyo caso la suspensión responde plantando al Huayra en curvas, con la sinfonía de los escapes en titanio de fondo.
Pieza de alta ingeniería digna de un museo
No sería un Pagani sin la altísima calidad de interior, en especial por la forma en la que se presenta la transmisión manual del Huayra Epitome. Allí está, con sus mecanismos expuestos pasando más por una obra de arte que otra cosa. Si se fija bien, es en esencia la misma transmisión que posee el Pagani Utopia, pero con piezas bañadas en metal dorado.
Por todo lo demás es la típica cabina de un Huayra, cubierta en mucho cuero y fibra de carbono. Persiste el tablero expuesto, los interruptores físicos, las sillas tipo cubo y la silueta del Huayra tatuada en la consola central. El último detalle “fresco” son los tres pedales, presentados de la misma forma exquisita que la palanca de cambios.
Especial y hecho a la medida
En el exterior la fibra de carbono expuesta se cubre de un velo azul oscuro, con acentos en color dorado aquí y allá. Admire en particular el acabado “azulado” de los cuatro escapes, el alerón trasero y su frente más agresivo, todos hechos a medida. Por cierto, no son cuatro sino seis escapes, dos de ellos atravesando el difusor para expulsar aire sobre este y generar más carga, así como los autos de F1 antes de la era híbrida.
Hay que admirar a quien sea que solicitó este Huayra, porque es el Pagani definitivo. Y sí, es capaz de exceder los 350 km/h, pero seguramente viajará a velocidades más “controladas”. Todo sea por el arte de apreciar cada cambio. A la división Grandi Complicazioni de Pagani le tomó nueve meses forjar este único ejemplar del Epitome manual, tomando prestado todo lo mejor del Huayra en sus más de 10 años de experiencia.
A lo mejor Pagani aún conserva algún Zonda por allí listo para un proyecto de estos, por si tiene el prestigio y capital. Pero que sea manual, para combinar con la exclusividad de este bello ejemplar.