A la hora de hablar de nombres reconocidos en la cultura tuner e internauta, Hoonigan definitivamente está en la conversación. Estoy seguro que ha visto una calcomanía “Hoonigan” en todo, desde bicicletas, ropa, gorras, hasta fuera de lugar en autos “tuneados” o incluso buses (bondis o camiones, si está en otras regiones). Pues bien, no nos alegra saber que Hoonigan está al borde de la extinción y tuvo que declarar bancarrota para reestructurar sus bienes y seguir a flote.
Un breve repaso alrededor de Hoonigan
¿Fue tan clave la muerte de Ken Block? La leyenda del drift y pionero en YouTube es uno de los fundadores de Hoonigan. Marca que nació como un estilo de vida, una comunidad de fanáticos de los autos, mezclando el término “hooligan” para demostrar su rebeldía y el concepto hoon, que se refiere al acto de conducir un vehículo de forma arriesgada y vistosa.
Con Block la marca creció, convirtiéndose en un emblema de YouTube, en una comunidad de fanáticos fervorosos. Sí, ofrecían ropa e incluso tenían tratos con preparadores de autos, pero era más un estilo de vida que documentaban en el canal Hoonigan.
Sin embargo, el fabricante de rines Wheel Pros decidió absorber a Hoonigan en 2021, comprando la marca mientras Block vivía. Luego de su muerte y uno tras uno, muchos productores y miembros del canal Hoonigan abandonaron la compañía, indicando que algo estaba terriblemente mal.
La situación actual
Lastimosamente, la bancarrota y posible final de Hoonigan se debe a las entidades inversionistas. Clearlake Capital es una de ellas y es la dueña de Wheel Pros y varias marcas de rines, como Rotiform o American Racing, algo que coincidió con la compra de Hoonigan.
Prácticamente todas estas marcas fueron a parar bajo el nombre Hoonigan, incluyendo sus productos, personal, instalaciones y también problemas. Al día de hoy estas marcas acumulan 1,2 billones de dólares en deuda, que tristemente involucran al nombre Hoonigan que encapsula todas estas marcas. ¿Cómo se acumula tanta deuda? Ni idea, no somos banqueros ni corredores de bolsa o algo por el estilo.
Así que ese daño y deudas ajenas a Hoonigan es lo que hoy los tiene declarando bancarrota. En concreto, protección chapter 11, en el que una compañía congela sus bienes y se reestructura para eliminar su deuda. Con el nombre Hoonigan por delante, la compañía espera atraer inversores y salir de esa deuda fiscal en unos dos a tres meses.
Si bien puede que ocurra, de no ser así Hoonigan será la víctima inocente de otra firma inversionista que olvidó los valores de la marca, como le pasa a Recaro. Ojalá Hoonigan como marca independiente pueda emerger una vez más y salir de este meollo económico en el que se encuentran. Y esta vez Ken Block no está al mando de la nave para ayudar a salvarla.