El rock y los carros potentes es una de esas combinaciones tan épicas que hacen que valga la pena vivir. En Fuel esto es prácticamente un estilo de vida, no en vano nuestra revista comparte nombre con una canción de Metallica. Fuel, esa que dice: “Gimme fuel, gimme fire, gimme that which I desire!”. No somos los únicos que lo vemos así, pues el mismisimo James Hetfield tiene una colección de carros que representa perfectamente este sentimiento. Tanto así que el legendario vocalista inauguró en estos días una exhibición con los carros más impresionantes de su colección…
Gimme fuel…
El evento tuvo lugar en el Museo Automotriz Petersen de Los Angeles, un templo que no necesita presentación para los amantes del automovilismo. Allí, Hetfield mismo cortó el listón rojo que inauguró la gala y participó en una sesión de preguntas donde habló sobre su amor por los autos personalizados que se ve reflejado en las piezas exhibidas. “El Petersen es la cima, es el mejor lugar donde puedes tener tus vehículos. Estoy muy agradecido por tenerlos aquí. Es una colección, es histórica es casi como los álbumes que sacamos, deja una marca en mi vida”, declaró Hetfield.
Y no es para menos: al igual que los discos de Metallica, los hot rods de esta colección son el resultado de incontables horas de trabajo en las que Hetfield estuvo directamente involucrado para lograr el mejor resultado posible. Aquarius, por ejemplo, el Packard ‘34 color plata de la galería de arriba, es un sublime tributo a los excesos de la década de los 30 animado por un enorme V8 LS1 de 6.200 cc. También está Black Pearl, un Jaguar ‘48 negro, basado en el estilo Art Deco y Iron Fist, un Ford ‘36 que, en vez de pintura, solo está cubierto por una laca que deja lucir el metal al fresco. Parecido al nuevo Ford GT, solo que de metal metal.
Gimme fire…
Y aunque esos dos sean algunos de los ejemplares más modificados y emblemáticos de la colección, el resto no se queda atrás. Está Skyscraper, el Buick ’53 color lila con pedales de batería; Black Jack, un Ford ’32 modificado con piezas de alto rendimiento de la época y VooDoo Priest, un Lincoln Zephyr ’37 con su peculiar motor V12 de 4.400 cc. ¿Quiere más? Pues hay más. ¿Qué tal Slow Burn, un elegante Auburn del ’36? ¿O Str8 Edge, una camioneta Ford F100 purpura con escape estilo tractomula? Y, por último, Dead Kennedy: un Lincoln Continental del ’63 modificado exclusivamente por Hetfield con un enorme motor Ford V8 de 7.000cc.
Ya hemos visto otras colecciónes impresionantes en Fuel, como la de Paul Walker. Pero James Hetfield y su colección de hot rods son una testamento inigualable al buen gusto y la relación entre el arte y la mecánica. “Al principio, solo quería velocidad y ruido. Y molestar a mis padres, eso era lo principal”, dijo Hetfield en el evento en el Petersen. La exhibición, llamada Reclaimed Rust, estará abierta al público desde febrero hasta octubre. Los hermosos vehículos estarán acompañados por guitarras, amplificadores y videos en los que el mismo Hetfield explicará a los visitantes los pormenores de su colección.