Al final sí fue cierta esa filtración y registro de nombre, muy a pesar de los comunicados que emitió la misma marca. Aquí está el Mazda 6 eléctrico, luciendo orgulloso el nombre 6e y asaltando el territorio europeo por primera vez. Señal que la marca tiene toda la intención de ofrecerlo de forma global y que, tarde o temprano, veremos el electrizante renacer del Seis.
Es cierto, sus orígenes son chinos gracias a la alianza entre Mazda y Changan. De hecho, el Mazda 6e eléctrico (o EZ-6) es gemelo del Deepal L07. La diferencia clave es que Mazda se tomó la molestia de imprimir su propio diseño y mejorar otros aspectos para que cumpla con la filosofía y exigencias de Mazda.
Oriental 100% eléctrico
A diferencia del Deepal, que se ofrece como eléctrico de rango extendido (o híbrido EREV), el Mazda 6e llega a Europa con poder netamente eléctrico. Son dos las versiones a elegir, sea con una batería más pequeña de 69 kWh y un motor trasero que eroga 255 hp. Existe una versión con celdas más grandes (80 kWh), aunque su potencia se ve reducida a 241 caballos.
Con autonomías de 479 y 552 km respectivamente, el 6e eclipsa por completo al MX-30, ese primer intento eléctrico de Mazda. Además, la tracción trasera le brinda algo de crédito como sedán deportivo, así su 0-100 ocurra en el rango de los 7 a 8 segundos. Y sí se lo pregunta, ambas versiones aceptan corriente continua de 200 kW, para recargar hasta 80% de sus baterías en 22 a 45 minutos.
Su diseño parece una evolución de la filosofía Kodo de Mazda, inyectando una gota de futurismo sin perder la elegancia. Al frente una “parrilla” con bordes iluminados comunica el estado de carga, junto a luces LED alargadas. El clásico rojo cristal de Mazda adorna este modelo, con una caída de techo tipo fastback, un alerón desplegable y luces traseras redondas. Lo único que le falta es un par de escapes dobles y motor térmico, pero eso es cuestión de perspectiva y subjetividad.
Toque de Mazda, pero sin tantos botones
Su cabina, si bien con la plétora de pantallas que agradan en China, logra recibir el toque Mazda. Cuero por doquier, superficies suaves, costuras elegantes y un cuadro de instrumentos flotante simbolizan esa filosofía Jinba Ittai. Eso sí, fuera del volante brillan por su ausencia los botones típicos de Mazda.
De forma también atípica, una enorme pantalla de 14,6” flota sobre el tablero, dominando el ambiente interior. No pueden faltar cámaras con visión 360° y todo tipo de asistencias al manejo.
Con el 6e, Mazda ya tiene un eléctrico contemporáneo para cerrar la brecha ante otras marcas que le llevan ventaja. Ahora a esperar al inevitable CX-5 o CX-30e que surjan de esta alianza y lleguen al resto del planeta.
