No es un error de redacción, el Porsche 912 realmente existió hace muchas décadas. Hoy en día todos pierden la cabeza por el 911 clásico, pero su hermano menor también merece algo de cariño y respeto. Justamente eso es lo que hace el preparador húngaro KAMM, quienes decidieron que el mejor homenaje para el Porsche 912 era envolverlo, literalmente, en un velo de fibra de carbono.
Antes de descubrir por qué el Porsche 912 es una joya que vale la pena, incluso con una carrocería completamente en fibra de carbono, tenemos que conocer su historia de forma breve.
Un 911 pero más humilde
El Porsche 912 es, en la más simple de las definiciones, un 911 de entrada. La idea de Porsche durante los años sesenta era ofrecer algo más económico en su portafolio que llenara el vacío que dejaba el 356. Así que decidieron combinar el motor 1.6 del 356C con la carrocería del 911, pero con equipamiento más básico para mantener su peso a raya y voilà.
Mientras el 911 original tenía un motor bóxer de 6 cilindros que ascendía a los 130 hp, el 912 tenía 4 cilindros para unos más “humildes” 100 equinos. Al ser tan ligero y tener una transmisión manual era sorpresivamente eficiente y divertido, incluso teniendo mejor distribución de peso que el 911 contemporáneo.
Porsche logró vender bastantes unidades del 912, por lo que resulta ser una opción popular hoy en día para quienes desean un 911 clásico, pero más asequible y purista.
Excesos y derroches
Esto último es todo lo contrario a lo que ofrece KAMM. Porque su conversión a fibra de carbono del Porsche 912 supera la cifra estratosférica de 360.000 euros, y eso si ya tiene un 912 para la transformación. Sin este el precio es de 400.000 euros y por ese dinero es más rentable encontrar un 911 clásico en buen estado; incluso preparadores como RUF, Gunther Werks o Singer entran en dicho presupuesto.
KAMM literalmente convierte toda la carrocería a fibra de carbono, reduciendo el peso del 912 en 300 kg. En total la conversión pesa 700 kg nada más, haciendo del 912 una máquina excelente para divertirse a fondo en las curvas. KAMM también reemplaza el motor 1.6 original por uno bóxer de 2 litros que asciende a los 170 o 190 hp. En otras palabras este 912 es el equivalente a un 911 clásico de pista que puede conducir por la ciudad. Como extras hay otros juguetes interesantes, tales como suspensión ajustable, frenos de disco perforados AP Racing y diferencial LSD firmado por ZF.
El preparador añade algunas comodidades modernas, como un sistema de sonido compatible con Bluetooth, aire acondicionado, mejor insonorización, asientos con materiales más elegantes y otros refinamientos menores. El toque final es un pequeño spoiler frontal, nuevos rines y escapes dobles menos restrictivos.
Proyecto interesante que, para variar, se enfoca en el 912 y no en el 911. Pero su precio es francamente estratosférico, incluso con todas las mejoras.