Si creía que el reino excéntrico de Mansory había terminado, estaba equivocado porque volvieron, en forma de fichas. Hace poco le hablamos del Mansory Stallone GTS, un auto con nombre de estrella de acción basado en el Ferrari 812. Digamos que “excesivo” y “exuberante” son dos buenos adjetivos para describirlo. Pero Mansory no iba a detenerse allí. Porque verá, cuando se tiene acceso a un amplio presupuesto y el catálogo de las marcas más exclusivas del mundo, el cielo es el límite. Su más reciente creación es también una transformación de un Ferrari, a la cual bautizaron: Mansory F8XX.
El Mansory F8XX está basado en el Ferrari F8 Tributo, deportivo de entrada de la marca del Cavallino Rampante. Pero en Mansory las cosas son al revés, porque a diferencia del Stallone GTS, el F8XX recibe una generosa inyección de potencia, además del marcado estilo al que nos tiene acostumbrado el preparador alemán. Podría decirse que casi es un auto de carreras, para la calle.
El Mansory F8XX no escatima en apariencia y potencia. Les aplaudimos la creatividad y coraje a Mansory cuando se sientan a crear autos exóticos…
Potencia y look escandaloso
El F8XX recibe un bodykit completo en fibra de carbono, con un nuevo splitter, faldones laterales, difusor trasero y dos spoliers que nos recuerdan al Ferrari FXX K. Al look exterior no le podía faltar una manita de pintura estilo Mansory. El color elegido es “Catania Green” con dos líneas doradas y el logo F8XX en dorado. Los rines también son nuevos, en fibra de carbono y adoptando la misma tonalidad dorada.
Está bien, el F8XX no es precisamente una pieza de museo. Pero donde está su pièce de résistance es bajo el capó. Mansory le hizo algunos “cambios” al ECU del V8 twin turbo para liberar todo su potencial. Gracias a eso es capaz de entregar 880 caballos de potencia y 960 Nm de torque, 170 caballos y 190 Nm más respecto al F8 normal. Con estos números, el F8XX deja mordiendo el polvo al F8 Tributo, alcanzando los 100 km/h en sólo 2.6 segundos y una velocidad máxima de 354 km/h.
Las comparaciones son odiosas, aunque si nos lo permite, hay que reconocer que el Stallone GTS y el F8XX tienen objetivos distintos. Por un lado, el Stallone GTS es más para alguien que desea un Ferrari convertible pero que se vea lo más excéntrico posible; mientras que el F8XX es para el aficionado a la velocidad pura, la adrenalina y las líneas rectas. A la hora de elegir, preferimos decir “Estamos sólo viendo, muchas gracias”.
Al igual que su hermano “mayor”, Mansory no divulgó información en cuanto al precio de una conversión al F8XX. Aunque quizá eso es algo bueno. Significa que no tengo que saber cuánto necesito ahorrar para adquirir una de estas monstruosidades. Y usted tampoco tiene que saberlo. A menos claro, que quiera uno. En ese caso, le deseamos suerte en su aventura para convertirse en uno de los pocos locos que desea poseer un Mansory.
