¿Sabe qué es lo único malo de un show de autos? La posibilidad de perder un modelo invaluable. Lastimosamente eso fue lo que ocurrió en el Concours d’Elegance de Pebble Beach. Uno de los conceptos Ford Probe diseñado por Ghia se prendió fuego y terminó calcinado por completo, dejando muy poco que salvar de tan preciado prototipo.
Por fortuna nadie salió lastimado, salvo por este concepto del pasado. Cuando se trata de autos, un incendio puede ocurrir en un abrir y cerrar de ojos; el fuego no perdona y por desgracia no hubo nada que hacer para salvar al Ford Probe Ghia.
El fuego no perdona
Sucedió al final del evento en Monterrey, California. El Probe Ghia, como muchos otros clásicos, regresaría a su hogar en un remolque cerrado. Este ejemplar en inmaculado estado era propiedad de Scott Grundfor, sitio dedicado a preservar y vender clásicos de este calibre.
En ruta a su hogar y todavía en California, el remolque de repente se prendió fuego, con todo y Ford Probe Ghia a bordo. El conductor que transportaba el vehículo logró apartarse del camino y evitar que las llamas se extendieran a los bosques adyacentes o que lastimaran a los transeúntes de la vía, mientras los servicios de emergencia respondían.
Cuando el incendio logró extinguirse, apenas el cascarón del Probe sobrevivió al asunto. Grundfor emitió un comunicado en sus redes agradeciendo la respuesta y que nadie salió herido. Asimismo lamentaron la pérdida de un auto tan peculiar, uno de cinco en el mundo, señalando que recuperarán lo que quedó y lo exhibirán en su taller. Es decir, parece muy poco probable que intenten salvar o restaurar el vehículo a menos que ocurra un milagro.
Alta relevancia histórica
La familia Probe de conceptos son una serie de ejercicios aerodinámicos y futuristas que Ford condujo en los años ochenta. El Probe I, protagonista de esta historia, fue diseñado por Ford y Ghia sobre la base del nuevo (para entonces) Mustang de 3ª generación. La idea era combatir las leyes de emisiones y escasez de combustible con un bajo coeficiente de resistencia.
Con luces retráctiles, una carrocería en forma de burbuja piramidal, frente en forma de cuña, rines aerodinámicos y cubiertas de ruedas, el Probe I era más que un ejercicio en diseño. Era un vehículo funcional, con la nueva familia Lima de motores 4 cilindros de 2,3 litros, antecesores de la actual línea EcoBoost. Su interior tenía la parafernalia futurista necesaria de principios de los ochenta, quizá inspirada demasiado en los Supersónicos.
Este ejemplar, sin embargo, pasó a mejor vida. Los otros Probe (II a V) permanecen intactos y en colecciones privadas o de Ford. De hecho, el actual dueño de este concepto lo recibió de la misma Ford hace más de 20 años. Siempre es una pena ver un prototipo futurista desaparecer, aunque tal vez la gente del Óvalo Azul decida reconstruir al Probe Ghia I, dado que deben tener los documentos, planos y especificaciones originales. Si Hyundai e Italdesign pudieron, no veo cómo Ford no pueda, en aras de preservar una pieza de museo.