El Spectre es, sin duda alguna, el Rolls-Royce de los eléctricos. Pocas marcas han conseguido lo que la casa británica logró con este buque sobre ruedas, y es preservar intacta su identidad sin dejar que los delirios de electricidad, sostenibilidad y eficiencia los manchen. Seguro, hay ideas ecológicas en el Spectre, pero sigue siendo un Rolls-Royce y como tal debe actuar acorde a su título, cual duque importante o monarca de una nación.
Es cierto que Rolls-Royce ya había revelado al Spectre y algunos de sus detalles. Pero finalmente emergió en el mundo real, confirmando que no es una aparición nada más, como su nombre lo sugiere. Sobre este enorme cupé de casi 3 toneladas reposa el futuro de Rolls-Royce, y la marca no tiene nada de qué preocuparse. Para ponerlo en perspectiva, la lista de espera para adquirir uno es de 2 años, confirmando que ya muchos tienen uno reservado cueste lo que cueste.
Un “Rolls” sin duda alguna
Tal vez muy en sus entrañas el Spectre no sea más que un BMW i7 que cuesta el triple. Pero Rolls-Royce siempre tuvo la electricidad en mente, y de tener la infraestructura hace cien años seguramente jamás hubiesen tocado un motor a gasolina. La historia fue otra, y la casa británica nos acostumbró a vehículos deslumbrantes y hechos a la perfección, y el Spectre no es la excepción.
Este es un Rolls-Royce de verdad, cargado de asientos envolventes en materiales exóticos, un techo lleno de luces que simulan estrellas, madera real en muchas de sus superficies, un volante gigante y botones físicos con mucho tacto. Es una nube sobre ruedas, y gracias al silencioso tren motor el Spectre se desliza con la pericia de un fantasma sin inquietar a sus pasajeros o su entorno.
Se podría llenar un libro con todas las características especiales del Spectre. Como sus puertas que cierran solas al tocar el freno. O la batería de 102 kWh, que dobla como material aislante para ahuyentar ese molesto ruido externo. El Espíritu del Éxtasis que fue rediseñado para ser más aerodinámico, la parrilla cual panteón tiene pliegues enfocados al flujo del aire y hasta luces, en fin.
Ni la sombrilla se quedó por fuera, todos son elementos que de forma armoniosa componen lo que un Rolls hecho y derecho debería ser. Y todo puede ser personalizado, con diferentes tonalidades para el exterior, acabado a los rines y hasta el tono de los instrumentos digitales se pueden pedir a gusto.
Opulencia reservada para las estrellas
Tal vez suene decadente, y no negamos que lo es, pero Rolls-Royce creó una maravilla de la ingeniería con el Spectre. Nada existe por coincidencia en este vehículo, comenzando por su perfil. Parecerá un ladrillo más, pero su coeficiente aerodinámico es de 0.25 cx, permitiendo que sus casi 3 toneladas tengan un rango notable que excede los 500 km. No es que un dueño de un Rolls-Royce necesite tanta autonomía, cuando mucho recorrerá 10 km al día, si necesita ir más lejos su limusina o jet privado lo pueden llevar. Es más, los mismos dueños de Rolls-Royce le manifestaron a la marca este deseo de no buscar rangos enormes.
Las sillas tienen el espacio suficiente, la caída del techo le da un porte a un fino cupé de los años treinta, su porte es exquisito y su dirección suave pero precisa. Parecerá una locura, pero el Spectre va de 0 a 100 km/h en 4.5 segundos, aceleración que es más que suficiente para cualquier millonario con otros 20 Rolls en su colección.
Figuras suficientes para descrestar
Dejamos para el final los detalles mecánicos, porque a Rolls-Royce realmente ni le interesa divulgar a los cuatro vientos que el Spectre es potente. Primero su calzado: es el primer auto de la marca en 100 años en tener rines de 23”. Su suspensión absorbe como por arte de magia cualquier imperfección del camino, gracias a un sistema “planar” que desconecta o conecta componentes como las barras antivuelco.
Dos motores mueven las cuatro ruedas del Spectre, en conjunto proporcionando 576 caballos de potencia y 900 Nm de torque. Figuras que se concentran principalmente en el eje trasero, aunque al pisar el acelerador no se sienta más que el impulso causado por el torque. La autonomía oficial es de 530 km y la batería recupera del 10 al 80% de carga en 34 minutos. Suficiente para ir al Parlamento británico y tomarse un té con el Primer Ministro.
Lo mejor que podemos decir del Spectre es que es la forma más espectacular de despilfarrar medio millón de dólares. No que Rolls-Royce divulgue su precio (que inicia cerca de los 400.000 USD), porque asumen que es un vehículo reservado para muy pocos. A cambio, tendrá el auto eléctrico más exquisito del planeta, sin perder la verdadera esencia que hacen que un Rolls también sea un Royce.