Rolls-Royce-Phantom-Syntopia
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Rolls-Royce vio a todas esas marcas creando versiones especiales en conjunto a marcas de ropa, ajustó su monóculo, se sirvió una copa de té con algo de bourbon y exclamó: “sostenga mi bastón”. Porque nada que haga la casa inglesa puede ser a medias ni quedarse corto en escala y sentido de espectacularidad, Rolls-Royce decidió crear al Phantom Syntopia. En pocas palabras, el equivalente de un vestido victoriano de fantasía, con todo y corset, hecho sedán de lujo. 

Es cierto que el Phantom Syntopia no incluye un corset, pero considerando las excentricidades de Rolls-Royce y sus dueños, raro no sería. Todo este proyecto es un encargo especial de un cliente bastante peculiar de Rolls-Royce, para sorpresa de nadie. Uno que incluyó la participación de la diseñadora Iris van Herpen, conocida por sus proyectos bastante impresionantes que integran el movimiento de la naturaleza con la moda. 

La creadora con el Rolls-Royce. Si algo nos queda claro es que jamás entenderemos la moda de París.

Pida y Rolls-Royce cumplirá todos sus caprichos

Esa descripción le cae como anillo al dedo a este Phantom, que usa el nombre de una colección pasada de esa diseñadora. En esencia van Herpen lo describe como un vehículo en el cual se expresan las fuerzas de la naturaleza, y en concreto los movimientos del agua. Por eso es que en la cabina existe un techo extravagante con escalas (o escamas) que imitan el movimiento del agua.

Crear ese elemento tomó 700 horas, que incluyeron la creación de nylon entrelazado con pétalos recubiertos en cuero a lo largo del techo del Phantom. Si eso no lo descresta, la iluminación de cielo estrellado, seda que adorna los asientos y acres y acres de cuero intentan decirle “este es el auto de un magnate con gustos por encima de todos”. No queremos decir que sean buenos o malos gustos, pero alguien pagó por todo esto. Júzguelo como a usted le parezca mejor.

En el exterior el Phantom Syntopia luce un color que Rolls-Royce dice “nunca va a replicar”. Es un tono conocido como Liquid Noir, que combina tonos magenta, celeste y dorados. El pigmento también incluye las ondas de agua que están en el interior, impresas en la pintura cual rayas de un tigre. 3000 horas se requirieron para crear esta pintura y que quedara perfecta.

Un “Rolls” aromático

Si eso no es suficiente extravagancia, Rolls-Royce creó un sistema que expulsa aromas personalizados. Este se encuentra integrado en los apoyacabezas y emite un olor elegido por el cliente que solicitó todo este derroche de opulencia. Dicho sistema combina el olor de madera de cedro, oriunda de la región donde habita el dueño, con tintes de rosas, limones y aroma a iris. 

El sistema, así como aquella patente similar de BMW, es exclusivo de la marca y requirió dos años para ser desarrollado. ¿Para qué invertir en autos eléctricos cuando se puede crear un aroma personalizado? Apuesto a que Rolls-Royce ya tiene mil planes para ese sistema.

Al final Rolls-Royce insiste que todo esto es una obra de arte. Y por definición lo es, aunque depende de quién lo contemple decidir si es digno de un museo o toda una exageración de mal gusto. Esa es la belleza del arte, y al menos podemos decir que su tonalidad púrpura es llamativa.

Andrés Suárez
Cine🎬/Fotografía📸/Autos🚗. A veces hablo locuras sobre carros en Fuel Car Magazine.

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