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Toda la fama y reputación que tiene el Mazda Miata se debe a los británicos. Para que el Miata o MX-5 haya durado cuatro décadas fue necesario que nos enamoráramos de los biplazas deportivos ingleses, como el Lotus Elan, Austin-Healey Sprite y los MG Midget, A y B, entre otros. Justo este último, el MGB, renace de las cenizas de British Leyland cortesía de un preparador inglés, un proyecto en jerga automotriz se conoce como restomod.

Lo mejor es que este proyecto de Frontline Cars es que no es un solo restomod del MGB. Son dos, de hecho, para tener a todos los entusiastas contentos. Por un lado tiene la fórmula perfecta para un entusiasta de lo británico, con el buen V8 de Rover y una apariencia neo-clásica. Por el otro, para los fanáticos de lo clásico “ambientalistas” está un MGB con el poder de la electricidad de su lado.

Biplaza V8 excesivamente británico

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A la izquierda el MGB para hacer ruidos V8, y a la derecha el clásico británico para salvar al planeta.

Vamos primero con el que todos tendríamos: aquel con un V8 como dios manda. Frontline lo llama LE60, que se lee como lego, pero en realidad conmemora los 60 años del MGB. La receta de este restomod es sencilla, y su intención es apuntar a una experiencia al volante visceral y pura como la tenía el MGB original.

Primero el V8 de Rover, motor creado por Buick en Estados Unidos pero perfeccionado por los británicos. Tan famoso es que vivió hasta el nuevo milenio, más de 40 años. Frontline aumenta su desplazamiento a 4.8 litros, añade pistones forjados, nuevas culatas, cigüeñal y componentes internos. Una fórmula que resulta en unos brutales 375 caballos de potencia.

No parece mucho pero este MGB LE60 pesa apenas 1.100 kg. Como no puede ser de otra forma, la transmisión (de Tremec) es manual de 5 marchas. Todo el chasis fue reforzado para manejar el torque del V8 (403 Nm), se agregaron frenos ventilados de seis pistones adelante, suspensión moderna y un diferencial de deslizamiento limitado.

El MGB tuvo un V8 de Rover en los setenta, pero este tributo dobla su potencia y brutalidad. Es un auto para disfrutar al límite sin ayudas electrónicas, tal y como se merece un biplaza inglés de este calibre. Quizá lo único moderno que es notable son sus faros LED y ausencia de defensas cromadas, para lograr un aspecto más pulcro.

Un Morris recargado

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La conversión eléctrica opta por una apariencia más fiel a la original, escondiendo muy bien sus baterías.

Al otro lado de este MGB restomod está “BEE”. No es abeja, sino un nombre afectivo por la letra que identifica a este MG. Sí, es una conversión eléctrica que elimina el motor de 4 cilindros de un MGB original, pero para atraer a los puristas conserva una transmisión manual que sí es funcional.

Su pequeño motor eléctrico desarrolla 114 caballos, muy cercano a la potencia original de un MGB, y usa una batería de 40 kWh. Tampoco es terriblemente pesado, rozando las 1.2 toneladas y preservando su agilidad y desempeño en curvas. Frontline nos dice que la transmisión manual realmente funciona con el tren motor eléctrico, permitiendo hacer rev matching y heel-toe (punta tacón) con el freno y acelerador.

Si eso es verdad, ¿dónde firmamos por uno? Porque su diseño es mucho más fiel al original que el otro restomod, al grado que no parece una conversión eléctrica. Ahí lo tiene, dos sabores distintos para honrar una de las leyendas automotrices británicos. Como es difícil elegir, nos quedamos con ambos.

Andrés Suárez
Cine🎬/Fotografía📸/Autos🚗. A veces hablo locuras sobre carros en Fuel Car Magazine.

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