Este año nos trajo grandes éxitos y aciertos, pero también muchas despedidas. Faltaba una más para que se sienta nostálgico, especialmente si es fanático de los muscle cars. Aquí tiene al último Dodge Challenger ensamblado por Stellantis, abandonando la línea de producción luego de 15 años como el “V8 consentido” de Estados Unidos.
No fue una despedida solitaria porque el ejemplar final del Dodge Charger acompañó a su hermano Challenger en la línea de producción. He aquí el último remanente de esa plataforma basada en Mercedes-Benz de los días en los que Stellantis era Daimler Chrysler y que marca el final del cupé y sedán americanos tradicional de tracción trasera, al menos para Dodge.
Velo negro para su funeral
No que la muerte del Challenger sea una sorpresa porque ya estaba anunciada. Pero no fue un adiós silencioso, el Dodge Challenger se retiró tan irreverente como siempre cortesía de la edición SRT Demon 170, la más potente, agresiva, rápida y ruidosa jamás creada. Un V8 sobrealimentado con 1.025 caballos de potencia es la fórmula perfecta para ir al Valhalla automotriz como si el Challenger viviera en el universo de Mad Max Furia en el Camino.
De forma poética el Challenger asistió a su funeral vestido de negro, decisión que debió ser deliberada por parte de Stellantis. Así Dodge termina la producción del Challenger y Charger en su planta de Brampton, Canadá; días después de que saliera el último Chrysler 300C de la misma línea de ensamblaje. Solo faltó un moño rojo para adornar esta despedida con mucho sabor navideño.
También es el adiós a la plataforma LA y LD de Stellantis, que precisamente llevaba a cuestas al 300C, Charger y Challenger. Sus orígenes se remontan a la era Daimler Chrysler, derivada de la arquitectura de los Mercedes-Benz Clase E W211 de inicios del milenio. Todo quedará en manos del Charger de nueva generación, que vuelve a ser un cupé musculoso y tendrá la electrificación de su lado, al igual que un motor seis cilindros turboalimentado para llevar el estandarte del muscle car a una nueva era.
¡Adiós Challenger! Que esas donas y quemadas de llanta sean eternas en el Valhalla automotriz.
