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Si el diseño gráfico es su pasión, he aquí algo de trivia y un nombre que probablemente conozca. Si esa es su profesión o afición reconocerá el nombre de Paul Rand, una absoluta eminencia en ese campo y creador de muchos logos icónicos del siglo XX, que aún se usan hoy en día. Bueno, en 1966 Rand se acercó a las oficinas de Ford con una estrategia completa para cambiar su logo y marca por algo que era familiar pero totalmente diferente a la imagen del “Óvalo Azul” en la década de los sesenta.

El nombre tras el diseño

Antes una mirada a Paul Rand, para aquel que no distingue el nombre o simplemente no está interesado en el campo de la publicidad y diseño. Rand era un diseñador gráfico norteamericano cuya influencia aún se siente hoy en día. Eso es porque el hombre es responsable de varios logos de compañías tan reconocibles y atemporales, que muchos hoy en día se usan o son recordados como el logo real, así las marcas lo hayan rediseñado.

El logo de Ford como lo conoce estuvo a punto de cambiar… y este es solo un abrebocas.

¿Ha visto el logo de IBM? Si tuvo un computador de escritorio beige y pesado, seguramente vio esas tres letras tan reconocibles. La insignia del servicio postal UPS en EE.UU., la C de los motores Cummins y el círculo de la cadena ABC son otros de sus trabajos. Notará que todos estos logos son sencillos, directo al grano y atemporales, sin letras complicadas y con líneas de fuerte contraste. Razón por la cual su propuesta para cambiar el logo de Ford fue bastante peculiar.

Reinventando al Óvalo Azul

Para la década de los sesenta Ford venía de una era tumultuosa. Los cincuenta marcaron el colosal fracaso de Edsel, la dirección con mano dura de Robert McNamara (que al menos trajo al Ford Falcon), para después dar paso a Lee Iacocca. Para 1966 Ford vivía un momento de resurgencia, y Rand creyó que era momento de un cambio. La caligrafía elegante y cursiva del logo de Ford, ubicada en un óvalo azul, tenía cuatro décadas de inventada, y con el aire futurista que se respiraba en los sesenta, un cambio era necesario.

Así que Rand se presentó en las oficinas de Ford con su propuesta. Lejos de tratar de inventar un nuevo logo o ícono, el diseñador reinterpretó el óvalo azul, suavizando sus bordes y haciendo que el contorno de este emergiera de la letra F. La caligrafía dio paso a una cursiva más sobria y estilizada, conservando lo elegante del logo original pero llevándolo a esa época. Se nota la influencia de la construcción modernista con curvas y ángulos atrevidos, junto a la simpleza y funcionalidad del brutalismo con una pizca de art deco.

Rand no solo alteró el logo de Ford, también presentó toda una actualización a la imagen corporativa de la marca. El rostro de sus concesionarios, piezas gráficas, anuncios y hasta camiones de transporte, con un logo que de inmediato evocaba la imagen de Ford, pero con un facelift fresco y llamativo para los estándares de los sesenta. En palabras de Rand: un logo funcional con algo de elegancia, pero sin líneas exageradas que sugieran un aire pretencioso. Debe ser claro y conciso, con la elegancia y precisión de una regla y compás en contraste a un tintero y pluma.

Ford no quiso tomar riesgos

Hay compañías que luchan por crear su identidad. Mientras tanto Ford tenía el asunto claro desde el inicio, y el único cambio fue agregar el óvalo.

Si ha visto un Ford últimamente sabrá que la idea no se materializó. Al final Ford prefirió su caligrafía “con tintero y pluma” y conservó su logo, quizá evitando los riesgos aún frescos que tomaron con Edsel. Es más, hace 20 años lo retocaron con un aspecto tridimensional y con acentos cromados (porque ese es el futuro). Luego de eso, Ford se anticipó a Volkswagen y BMW y se revirtió a formas planas y simples, aún con su óvalo intacto y la palabra FORD en esa elegante letra cursiva.

En contraste con otros logos de Paul Rand, su propuesta de Ford era intrigante para los sesenta, pero es claramente un producto de su época. No es atemporal como si lo fue IBM o el escudo de UPS; ante el criterio moderno la propuesta de Rand luce anticuada y seguramente en los ochenta Ford se vería forzada a alterarlo. Al final la caligrafía de siglo XIX perduró, y no fue necesario alterarla ni reinventarla.

No obstante, de haber aceptado la propuesta de Rand, Ford podría tener una imagen totalmente distinta hoy en día. Las ramificaciones y posibilidades que presenta ese logo son interesantes de imaginar. Para crédito del diseñador, el logo que propuso es 100% reconocible y podría funcionar hoy en día para modelos retro. El problema es que la persona que diseñó la caligrafía que el Ford Model T empleó hace 120 años hizo un mejor trabajo en crear algo atemporal e instantáneamente reconocible.

Andrés Suárez
Cine🎬/Fotografía📸/Autos🚗. A veces hablo locuras sobre carros en Fuel Car Magazine.

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