Con que este era el bonito Cadillac al que se refería Joe Cuba en sus canciones. Hubo una época en la que el nombre Cadillac estaba al mismo nivel, sino es que por encima, de casas motrices como Rolls-Royce o Bentley. Y aunque han pasado muchas décadas desde eso, eso no ha evitado que la marca americana siga intentando recuperar su prestigio. Tal vez un descapotable de ultra lujo es lo que necesitan, motivo por el cual Cadillac concibió al Sollei, un concepto impactante que derrocha elegancia.
No Soleil como el famoso circo francés, sino SOLLEI. Una unión entre las palabras sol y leisure, esta última que traduce a placer. Básicamente, el Sollei concept es un Cadillac para disfrutar de la vida al aire libre, diseñado sobre el chasis y la carrocería del Celestiq eléctrico, pero descapotable. Al ser un auto hecho a la medida, el Sollei parece una invitación a los clientes más distinguidos de Cadillac a solicitar algo “fabricado a mano”, pero sin un techo duro.
Tan impactante… que sólo faltó el nombre ElDorado
Sea esa o no la intención de Cadillac, el Sollei se ve listo para pasar de un concept car a un descapotable de producción limitada. Uno que seguramente se hará bajo pedido bajo los estándares más altos, como para que el Rolls-Royce Droptail y Boat Tail no sean los únicos que roben miradas en Pebble Beach o cualquier otro concours d’elegance.
Su color, por ejemplo, es un guiño al pasado. Es una tonalidad “crema Manila” digna de un ElDorado en 1959, completo con las grandes aletas y derroche de cromo. En contraste, el Sollei es sutilmente elegante; su única exageración proviene de los rines cromados de 23” y su envergadura que fácilmente supera los 5 metros.
Un largo capó marca una presencia imponente, digna de un auto americano. El diseño actual de Cadillac se integra de forma sutil a los trazos del frente y parte trasera; ambos con una barra LED y dos faros verticales; además de la parrilla y logo iluminados.
El toque final del exterior es el techo convertible, con una tela suave que al replegarse o desplegarse deja entrar la luz del sol y hacer más dramática la experiencia del Sollei.
Derroche hecho a mano
Dos botones escondidos permiten abrir las enormes puertas, necesarias para acceder a las cuatro plazas cargadas de lujo. Materiales como enchapado de madera real y metal pulido con un acabado tornasolado son casi que requisitos, al igual que cuero napa.
Los detalles impactantes son esa pantalla de 55” que recorre todo el tablero y, en el caso del Sollei, se entremezcla con el horizonte de la ventana frontal. Un material basado en una fibra hecha con hongos (mycellium) adorna ciertas superficies, como la consola central y puertas. Y una nevera ubicada en la parte trasera, completa con sus copas de cristal y botella de champaña (o vino) para acentuar esa experiencia sofisticada.
Apreciamos detalles como el enchapado tras las sillas, con diferentes acabados para crear un patrón que asemeja unos rayos de sol. El cuero de los asientos posee una capa con una tonalidad rosada que cambia de color con los rayos del sol.
Y si eso no es suficiente derroche, en la parte trasera Cadillac incluyó un maletín especial y hecho a la medida. En él se encuentran diferentes silbatos para atraer aves, junto a un diario y cuaderno de dibujo para deleitarse con la actividad que es la observación de pájaros de todo tipo.
Prestigio americano a la medida
Cadillac no quiso confesar cuál es el objetivo real del descapotable Sollei. No es sólo un ejercicio en diseño como anteriores conceptos, es un vehículo hecho a la medida y con características muy específicas, al punto que parece parte de una serie de modelos limitados.
Como señalé al principio, lo más seguro es que este sea el lienzo con el que Cadillac presenta a sus clientes las posibilidades infinitas de personalización que posee el Celestiq. Que, por lo visto, incluye reemplazar su techo rígido por uno suave, colores únicos, una nevera y un kit para observar aves. Cuando se tiene medio millón de dólares para derrochar, esta es la opción que Cadillac espera que muchos elijan.