Colombia-Brasil-carros
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Por estos días de incertidumbre en Latinoamérica, a raíz de la situación en Venezuela, el gobierno colombiano estaría a punto de tomar una decisión radical. Una que afectaría considerablemente la industria, sea para bien o para mal: el Gobierno de Colombia solicitó a su homólogo en Brasil la terminación del acuerdo de preferencias arancelarias que mantienen ambas naciones, específicamente en el rubro de importación y exportación de carros. 

Fue un documento que el Ministerio de Comercio y la presidencia radicaron ante el gobierno brasileño, cuya finalidad es proteger la industria colombiana y motivar a las ensambladoras que aquí se encuentran, como Renault-Sofasa. No obstante, es una medida que generó comentarios por parte y parte, que tiene sus méritos, consecuencias y que dividió opiniones en todo el gremio automotriz.

La intención, en breve

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Déjeme introducirlo al concepto de “políticas proteccionistas”, la noción que impone un país en su territorio para estimular la industria local y hacerla crecer, a la vez que coloca impuestos a productos importados o, en casos más extremos, veta la entrada de todo producto de orígen foráneo. 

A raíz de lo ocurrido con el cese de operaciones de Colmotores, tanto el Gobierno como Mincomercio tomaron la necesidad de implementar una “protección inteligente”, motivada posiblemente por el deseo de proteger no sólo la industria colombiana, también la existencia de Sofasa. 

Medida para proteger la industria automotriz

El Acuerdo de Complementación Económica (ACE 72) establecía la eliminación del arancel del 16,1% a vehículos importados de Brasil a Colombia y viceversa, en uno de sus ítems establecidos. Dicho entendimiento se estableció en 2017 y le permitió a marcas como Chevrolet, Fiat, Renault, Toyota y Volkswagen importar vehículos y venderlos a un precio más asequible, ya que se fabricaban allí en Brasil. 

Este ítem en el ACE 72 fue el que Colombia acaba de cortar con Brasil, invocando la posibilidad de modificar este acuerdo 7 años después de establecido. Si bien el incremento se hará de forma paulatina, afectará a tres marcas entre las más vendidas de Colombia, al igual que varios de los modelos más populares en el país, como las Toyota Corolla y Yaris Cross híbridas, los Chevrolet Onix y Tracker o la Renault Kardian, por mencionar algunas.

Asimismo, el Gobierno cita el desbalance que generó este acuerdo. Mientras Colombia no logró aprovechar el cupo de exportación de vehículos a Brasil, las marcas con base allí componen una gran tajada del mercado nacional. Ello causó que los modelos producidos en Colombia perdieran terreno a aquellos importados de Brasil, haciendo necesaria una respuesta del Gobierno. El cual decide poner fin a este acuerdo y abre la puerta para la negociación de uno nuevo. 

Y, leyendo entre líneas, el Gobierno también busca proteger los intereses de Sofasa, a la vez que motiva a alguna otra marca a establecer una fábrica aquí o asumir el control de Colmotores.

Las reacciones y argumentos en contra

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Al respecto, entidades como Andemos o Fenalco expresaron su desacuerdo total con la medida. Primero señalando que el Gobierno jamás los consultó sobre la medida y, de forma más crucial, indicando que la economía y el mercado de carros nuevos sufrirán un duro golpe a causa de esta ruptura entre Brasil y Colombia. 

Fenalco considera que es un obstáculo a la inversión extranjera. Su presidente, Jaime Alberto Cabal, señala que la balanza de importación es negativa con muchas más naciones potencia en producción de vehículos, como Estados Unidos, Japón, México y Argentina. “La protección de la industria no debería implicar el encarecimiento de las importaciones, sino el fortalecimiento técnico y modernización de la industria local”, indicó Cabal.

Andemos y el gremio de concesionarios Aconauto también se expresaron en contra de la medida. Estos señalan que la decisión hará que suban mucho más los precios de los carros, además de sugerir una afectación entre la relación que sostienen los gobiernos de Brasil y Colombia. 

De no poderse renegociar el acuerdo, dijo el expresidente de Andemos Oliverio García, se verían secuelas como el aumento de precios, afectar la competitividad de los carros que se producen en Colombia, reducir las opciones del mercado y un posible atraso a la industria nacional.

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La Corolla Cross, procedente de Brasil, que será una de las más afectadas por esta decisión.

¿Cambios necesarios?

¿Qué puede ocurrir? Por ahora, Colombia y Brasil tienen que sentarse a discutir y establecer un nuevo acuerdo que beneficie a ambas partes a la hora de importar y exportar carros.

¿Que las reacciones son justificadas? Sí, siempre estará en el mejor interés de las entidades nacionales proteger todo aquello que sea nacional. Hay puntos válidos en ambas partes a considerar; Colombia no quiere que vuelva a suceder lo de Colmotores y quiere volver a ser potencia automotriz en Latinoamérica, por un lado. Por el otro, puede ser una decisión precipitada que afecte el mercado de vehículos nuevos, el bolsillo de los consumidores y las industrias nacionales.

Definitivamente es imperativo fomentar la industria colombiana, automotriz o no, pero con medidas que tengan a todos contentos. Sin embargo, implementar medidas para fomentar la industria local es como hilvanar una aguja, requiere precisión y cuidado. Tomar decisiones drásticas puede ser más perjudicial de lo que aparenta; cuyos efectos positivos o negativos que sólo lograremos ver a largo plazo. Usted, ¿qué opina?

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Como dato final, la decisión del gobierno de Colombia es proteger la emergente industria de carros eléctricos que se puedan ensamblar aquí a futuro.
Andrés Suárez
Cine🎬/Fotografía📸/Autos🚗. A veces hablo locuras sobre carros en Fuel Car Magazine.

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