Si usted es un petrolhead y vive en Europa, su pasión por la gasolina (o los motores en general) tiene los días contados. Aunque ya se veía venir, la Unión Europea llegó a un acuerdo oficial para prohibir la venta de autos con motores diésel o a gasolina a partir de 2035.
No solo eso, también exigirá a quienes continúen produciendo motores a combustión interna a reducir drásticamente las emisiones que estos emiten. Aunque no es una regla para todo el mundo, otros sitios ya se suman a la idea (como California y Nueva York), y termina por forzar a los fabricantes a desarrollar de forma agresiva autos eléctricos o buscar alternativas viables en los próximos 12 años.
¿Adiós al motor como lo conocemos?
La iniciativa llegó a buen puerto luego de que el parlamento y las naciones pertenecientes a la Unión Europea acordaran esta fecha límite. Más naciones que desean unirse a la UE podrían sumarse pronto, así que la cero tolerancia a motores a gasolina en 2035 aplicaría para casi toda Europa. Claro que tal regulación tiene sus reglas y asteriscos.
Todo fabricante que produzca más de 10.000 autos al año tendrá que seguir al pie de la letra esta decisión. No obstante, fabricantes pequeños o de marcas exóticas que estén por debajo de esa cifra tendrán un año adicional para adaptarse. Y si la marca produce menos de 1000 autos al año, estará exenta de tal norma.
En cuanto a motores a gasolina, si los fabricantes quieren vender autos con esta configuración deberán reducir en un 55% su huella de carbono (CO2). Meta un poco exagerada, pero esas son las reglas que decidió establecer la Unión Europea si quiere apostarle a los motores que conocemos y amamos.
Los futuros posibles
¿Qué significa todo esto? En esencia, que la Unión Europea le da un ultimátum a los fabricantes para abandonar por completo los motores a gasolina, o desarrollar una alternativa, y ello no solo aplica en Europa. Porque verá, las marcas hacen autos para todo el mundo así tengan mercados preferenciales, y muchas preferirán eliminar todo desarrollo con motores ICE, antes que fabricar en paralelo autos con trenes motores tan diversos. Y ya vemos los estragos, con nombres establecidos desapareciendo por completo.
Fabricantes como Jaguar, Volkswagen y todo Stellantis ya se preparan para la conversión 100% eléctrica; mientras que marcas como Porsche le apuesta a combustibles sintéticos, y Toyota al hidrógeno. Estas iniciativas serían la última esperanza para los motores tradicionales, conservando el rugir y funcionamiento al que estamos acostumbrados.
Claro que en nuestro continente una transición así tomará más tiempo, y requerirá que los autos eléctricos no cuesten el doble o triple comparado con un vehículo convencional. Además de presionar a las marcas a adoptar pronto otras movilidades, esta decisión afecta también a los consumidores, ya que no cualquiera posee los medios o facilidad para adquirir, mantener y cargar un auto 100% eléctrico. Ya veremos cómo las marcas y los científicos responden ante este “reto”.