Entre tanto glamour que ofrecen carroceros italianos de la talla de Giorgetto Giugiaro (e Italdesign), Pininfarina o incluso Bertone, un nombre legendario suele pasar algo desapercibido. Ugo Zagato y su compañía con logo de superhéroe llevan un siglo dando forma a los autos más hermosos y peculiares de la historia, y su más reciente creación lleva al Alfa Romeo Giulia sedán a otros niveles.
Empezando porque aquel Giulia ya no tiene cuatro puertas, y en cambio se transforma en un hermoso cupé con un capó largo, cabina en forma de burbuja y cola corta. Con el nombre Giulia SWB, este auto único en su tipo celebra 100 años de colaboración entre Alfa Romeo y Zagato. Alianza que está llena de autos elegantes y preciosos, algunos con el icónico nombre Giulia, y por eso es que este vehículo tiene cierto sabor al pasado.
Dos instituciones italianas con historia
Si bien Alfa Romeo y Zagato tenían entre manos la creación de un modelo especial como este, no fue hasta que un “distinguido cliente alemán de Zagato” mostrara interés que la idea realmente despegó. En parte porque ese cliente (y coleccionista de autos Zagato) financió el desarrollo con el fin de adquirir el producto final. Que envidia, ¿no cree?
Pero no nos desviemos. Zagato se puso en la tarea de transformar al Giulia Quadrifoglio en un atractivo cupé hecho a la antigua, y en ese sentido creo que tuvieron éxito. El chasis fue recortado para recibir una nueva carrocería esculpida por los dioses con tintes del ayer y hoy. Zagato dice que es un “gran turismo”, y aunque el interior refleja eso, el exterior es el de un auto que es agresivo pero a la vez elegante, como un samurai o un pintor expresionista.
Esculpido por Miguel Ángel
El frente es largo y tiene un capó curvilíneo con dos entradas de aire, recordando al Giulia TZ clásico, silueta que también aparece en el perfil de este auto moderno. El frente tiene las luces de un Giulia actual, pero con la icónica parrilla triangular de Alfa Romeo como el centro de atención en el frente, además de la ausencia de un parachoques. Apenas una aleta frontal refleja algo de modernidad en este auto.
La cabina parece pequeña, pero su cúpula con doble burbuja se extienden hasta la cola del Giulia SWB, estilo que se conoce como kammback en jerga automotriz. Casi parece un auto shooting brake, pero recuerde que Zagato insiste que es un cupé gran turismo. El perfil del auto está desprovisto de pliegues agresivos o elementos que rompan su armonía, hasta las manijas de las puertas desaparecen. Ahora unos botones escondidos en el pilar B (inmersos en el techo bitono) abren las puertas.
Zagato remata el estilo de este auto con una parte trasera corta, con una línea continua que contiene el faro trasero y actúa como ligero spoiler. Y sí, se parece al de un Aston Martin pero recuerde que Zagato también ha colaborado con la casa británica. Con eso dicho, Zagato esculpe esa curva trasera con más sutilidad en comparación a un Vantage. Un difusor inferior, dos escapes, el símbolo del trébol (Quadrifoglio) de Alfa Romeo y rines enormes rematan el aspecto.
Un velocista, pero esa no es su esencia
Por cierto, toda la carrocería fue hecha en fibra de carbono, y si pestañea no se dará cuenta que el auto está inspirado en los Alfa Romeo SZ y RZ diseñados por Zagato, con luces frontales muy similares, un capó largo y parte trasera corta. Y en lo personal, el Giulia SWB me recuerda mucho al divino 8C Competizione y su hermano menor, el 4C. Curiosamente, Zagato hizo un 8C moderno (Stradale TZ3) basado en el Viper hace unos años.
Para mover toda esta elegancia sobre ruedas, Zagato mezcló las mejores partes del Giulia Quadrifoglio y su versión más radical: GTAm. Este último es más ligero que cualquier otro Giulia, pero no tiene transmisión manual. Por eso Zagato usó al Quadrifoglio para conservar los tres pedales y experimentar al máximo ese V6 2.9L twin turbo de 533 hp, a través de seis marchas fantásticas que llevan todo el poder a las ruedas traseras.
Un Giulia GTAm va de 0 a 100 km/h en 3.6 segundos y a fondo rozará los 300 km/h. El Giulia SWB de Zagato probablemente es más rápido (dada su ligereza), pero ser un velocista no es el espíritu de este auto. Como Top Gear alguna vez lo expuso, este auto es una pieza de museo que merece también dominar en el camino de vez en cuando.
