El nuevo presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, anunció que planea reemplazar la flota de vehículos del gobierno federal por vehículos eléctricos fabricados en ese país. La intención de la iniciativa es impulsar la industria automotriz americana, mediante una gigantesca adquisición de vehículos eléctricos. Hablamos aproximadamente de 645.000 autos, camionetas y camiones que actualmente utiliza el gobierno federal en diferentes organizaciones. Esta orden incluye a entidades desde el Servicio Postal hasta las fuerzas del orden como el FBI.
El reemplazo de la flota de vehículos de motor térmico por autos eléctricos hace parte de la orden ejecutiva Buy American firmada por Biden. La orden no solo abarca a los 645.000 vehículos federales, sino también a todos los recursos que puedan fabricarse en suelo estadounidense. Esta sería la mayor movilización de recursos públicos desde la Segunda Guerra Mundial en lo que a tecnología se refiere. Y será una tarea igual de difícil y demorada.
Buenas noticias para unos, malas para otros
La dificultad de reemplazar toda la flota federal de vehículos es bastante considerable. Sin embargo, es una buena noticia para algunas empresas automotrices. Los más beneficiados serán los que construyen vehículos eléctricos desde el inicio como Tesla. Aunque marcas como GM y Ford también están viendo su oportunidad con sus nuevas plataformas. De hecho, las acciones de varias empresas de este rubro comenzaron a subir después del anuncio. Aunque no todos están celebrando.
Mientras unas compañías ya tienen sus proyectos de vehículos eléctricos muy avanzados, otros están muy atrás en esta carrera tecnológica. Un claro ejemplo es Dodge, propiedad de Stellantis, pues no tiene un solo vehículo de este tipo. Teniendo en cuenta que se está priorizando empresas americanas, autos como el Charger y la Durango Pursuit ya no son una opción para el gobierno federal. Mientras tanto, Ford y Chevrolet con GM ven con regocijo cómo su inversión en plataformas eléctricas dará resultados muy pronto.