Mercedes-Benz finalmente retiró la cubierta al sucesor de uno de sus nombres más longevos, con una sola meta: Volver a sus raíces. Finalmente, el Mercedes-AMG SL está aquí, con dos sabores de desempeño a elegir, el viejo y confiable motor biturbo V8; y como novedad una configuración 2+2 y un techo suave clásico de roadsters del pasado. Aunque por ahora sólo hay dos variantes disponibles, el futuro del SL se ve brillante… incluso eléctrico me atrevería a decir. Porque en camino se encuentra un AMG SL híbrido igual de bestial al tremendo AMG GT 63 S E.
Lo de regresar a sus orígenes no es sólo una metáfora, al menos para Mercedes-Benz. La marca compara al AMG SL con su encarnación original, el 300 SL de 1952 y su versión de calle con puertas de alas de gaviota. No quiero decepcionarlo, pero el nuevo SL no posee este tipo de puertas, y tendrá que conformarse con unas más mundanas. Lo que sí rescata el nuevo auto es el regreso de un techo convertible clásico de material suave, opuesto al estilo “coupé-cabriolet” de las dos generaciones anteriores del SL. Otro elemento que regresa es la configuración de cabina 2+2, característica de los modelos SL W113 hasta el SL R129, para que comparta este roadster con 3 personas en vez de una; siempre y cuando encuentre a alguien que quepa en las sillas de atrás.
V8 y juguetes de alto desempeño
El nuevo Mercedes-AMG SL viene en dos presentaciones: SL 55 y SL 63. Ambos emplean el venerable V8 4.0 biturbo para impulsar las 4 ruedas, gracias al sistema 4MATIC+. Por el lado del SL 55, el motor eroga 476 hp y 700 Nm de torque, con un 0-100 km/h en 3.9s y una velocidad máxima de 295 km/h; mientras que el más “carnudo” SL 63 desarrolla 585 equinos y 800 Nm de empuje, suficientes para un tope de 315 km/h y un 0-100 3 décimas más rápido.
La pareja de AMG emplea una caja DCT de 9 marchas y poseen juguetes como launch control y dirección en los dos ejes (4 wheel steering); suspensión multibrazo ajustable con estabilización hidráulica y seis modos de manejo con modo drift y carrera. Mercedes-Benz desarrolló frenos de disco perforados de material compuesto para detener en seco los 1970 kg de este convertible germano. Además, hay un nuevo sistema de embrague que reduce la inercia y elimina el convertidor de torque. Y para ponerle moño al asunto, un paquete aerodinámico activo con un chasis sellado y un spoiler controlado de forma electrónica.
Grand tourer con picante de sobra
No obstante, a pesar de todas estas amenidades en desempeño, el espíritu del Mercedes-AMG SL es el de un grand tourer cómodo y potente. El interior posee el centro de entretenimiento MBUX con una enorme tablet (o pantalla) central, tablero digital de 12.3”, interior inspirado en un motivo de aviación con cuero napa, materiales perforados y terminaciones en aluminio o fibra de carbón. No pueden faltar los asistentes de cambio de carril y seguridad, parqueo automatizado, navegación en realidad aumentada y luces que reconocen las señales de tránsito en el asfalto.
Cuatro paquetes adicionales están disponibles para el AMG SL. Para el SL 55 están opciones Chrome or Night Package; y el SL 63 no se queda atrás ofreciendo un paquete aerodinámico extra o Carbon Fiber package. Por supuesto, todo esto tiene su precio, después de todo se trata de Mercedes-Benz. Aunque no se revelaron precios, por el privilegio de este 2+2 cuya silla posterior es sólo para niños, vaya alistando más de $100.000 dólares. Y el SL 63 fácilmente puede rozar los $150.000. Un gangazo, si lo compara con un Ferrari Portofino, o un 911 convertible.