Nadie, absolutamente nadie necesita un Corvette con cuatro figuras de potencia. Eso es lo que diría alguien que no sabe nada de esta enfermedad llamada automovilismo, porque la pregunta no es si Chevrolet tenía que hacerlo, es ¿por qué tardaron tanto? Damas y caballeros, colóquense de pie para recibir al Chevrolet Corvette ZR1, un bólido V8 con dos turbo y más poder que dos C8 Stingray juntos.
El nuevo ZR1 es la conclusión de todos los planes de Zora Arkus-Duntov, es el Corvette definitivo que por fin puede decir que es un hypercar americano, como alguna vez lo soñaron con el proyecto CERV III. Y, como ese último, la fórmula perfecta exigió mover el motor tras la cabina y añadir turboalimentación.
En otras palabras, esta es Chevrolet y toda Estados Unidos riéndose en la cara de Ferrari, Lamborghini y McLaren.
Adiós E-Ray, el ZR1 es mi nuevo mejor amigo
Primero tenemos que coronar al Chevrolet Corvette ZR1, simple y sencillamente por ser el ‘Vette más rápido, agresivo, absurdo y poderoso de toda la historia. Nada, absolutamente nada se acerca en términos de locura y por eso nos encanta. No tiene racionalidad, existe porque General Motors lo soñó, diseñó y ejecutó, nosotros mortales apenas podemos disfrutar en silencio.
De una manera retorcida, casi parece que Chevrolet diseñó el motor del ZR1, lo limitó y lanzó en el Z06 para que tuviésemos una probada de lo que son capaces. El bloque LT6 en aluminio de 5,5 litros y cigüeñal plano recibió varias mejoras que demuestran que GM sabe construir motores que rivalizan a Japón en ingeniería.
La cabeza de los cilindros y cámaras de combustión son nuevas, al igual que las válvulas, la inducción y escape son porteados, la refrigeración de todo el motor fue optimizada y se agregó un sistema secundario de inyección. Eso no es todo, la transmisión tiene mejor lubricación, piezas más resistentes y reglajes retocados, entre otras mejoras.
La pièce de résistance es un par de turboalimentadores, completos con válvulas de alivio electrónicas y sistema anti-lag para mantener al “SúperVette” en la curva óptima de torque. ¿Lo mejor? Ambos turbo residen cerca de los escapes, recortando la distancia que el aire debe recorrer para hacer que las turbinas giren y creen esa magia que resulta en un número monstruoso: 1.064 hp y 1.123 Nm de torque, casi todos disponibles desde las 3.000 RPM.
Simplemente es una locura, una maravilla de ingeniería cuya única misión es humillar deportivos europeos en pistas como el Nürburgring. No se sorprenda si el ZR1 logra algún récord, ahora que ni el Viper o el Ford GT existen.
El Corvette más potente de fábrica y nada se le acerca
Claro que Chevrolet pudo instalar un sobrealimentador y evitarse tanta locura. Pero no, tanto nosotros como Chevy saben que los turbo son mejores, así sea necesario fabricarlos de materiales para soportar temperaturas absurdas y crear una presión por encima de los 20 PSI de forma constante.
Esta gloriosa unión de poder americano resulta en un Vette cuya aceleración y velocidad máxima harían que cualquiera se sonroje. Chevy ni siquiera reveló su 0 a 100 km/h, posiblemente en el rango de los 2 a 2,5 segundos, pero su velocidad tope supera sin despeinarse los 320 km/h. Es más, todos sus prototipos alcanzaron ese número en el Nürburgring.
En su configuración más aerodinámica el Vette ZR1 fácilmente superaría los 350 km/h. Imagine la aceleración de este Corvette, esa sensación visceral de los dos turbo en un crescendo mientras la aguja del velocímetro crece y crece, mientras su piloto tiene una experiencia religiosa.
No puedo evitar sentir envidia por quien tenga el gusto de pilotar uno.
La aerodinámica sí va de la mano con motores grandes
Como EE.UU. tiene que mostrarle el dedo del medio a Italia, el Chevrolet Corvette ZR1 demuestra que no todo es un motor titánico. La aerodinámica es parte clave y vaya que los ingenieros del Corbatín la sacaron del estadio con este bebé.
Primero, la ventana dividida del Vette C2 de 1963 regresa, esta vez con la misión de disipar calor del V8. El bodykit agresivo se llama el paquete ZTK, con una plétora de fibra de carbono que componen aletas, faldones y ductos para pegar al ZR1 al suelo, eso si es que prefiere la versión agresiva de pista.
Si no, está el ZR1 más “discreto” que no genera 500 kg de carga y sí es capaz de exceder los 350 km/h. En ambos casos, ductos al frente, los costados y la parte trasera refrigeran los frenos y motor, porque la idea es conducir un ZR1 como si se lo hubiese robado y estuviera en Need for Speed Most Wanted.
Digno del título de hypercar estadounidense
¿Qué más se puede decir? Sus frenos de disco enormes con compuesto carbocerámico son únicos del ZR1, mientras que la suspensión Magneride activa es prestada del Z06. La transmisión doble embrague mantiene sus 8 cambios y levas en el volante, mientras que el interior sigue siendo enfocado al conductor. Algunas costuras, acabados y un nivel de presión del turbo son únicos del ZR1. No puede faltar el calzado, que es de Michelin y puede ser la referencia Pilot Sport 4 o Cup 2R, de un tamaño descomunal en el eje trasero.
Nada más importa que el hecho de decir “Mira Europa, el Corvette ahora tiene un millar de equinos”. Este es un Vette que va a desayunar Ferrari y Porsche en el Nürburgring, completar el ¼ de milla en menos de 10 segundos y detenerse desde los 300 km/h en poco más de 24 segundos.
Y llega el próximo año, para ser una declaración de poderío e intenciones para sólo unos pocos, con un precio que fácilmente supera los 200.000 dólares. ¿Será muy tarde para hacer algún pacto místico y comprar uno?