¿Cómo crear una variante más potente de un modelo? Con una letra S, por supuesto. Siguiendo los pasos del Aston Martin DBX 707, la casa británica va más allá y lanza una versión más extrema de su “híper-SUV”, denominada sencillamente DBX S. A veces menos es más y, en el caso de este modelo, esa filosofía no está sólo en el nombre.
En esencia, lo que aquí ve es la respuesta al Ferrari Purosangue, Lamborghini Urus SE y el Porsche Cayenne Turbo GT. Si quiere verlo así, es una versión con más asientos de un DB12 o un Vantage, considerando que su desempeño no está lejos de aquellos cupés gran turismo.
Dieta con más caballos de potencia
Lo primero que hizo Aston Martin es someter a dieta al DBX S. Un techo completamente en fibra de carbono y rines en magnesio de 23”. Detalles que reducen entre 60 a 70 kg, en adición a todas las piezas adicionales que componen el ligero bodykit, con todo y acentos negros. Algunas de ellas, como la parrilla, en policarbonato.
Acto seguido se mejoró el motor V8 twin turbo de 4 litros, que pasa de 697 a 717 hp. Cifra que proviene de mejoras en los turbos y piezas del motor heredadas del Valhalla. Ello produce un 0-100 km/h en 3,3 segundos, unas décimas más rápido que otros DBX. Un sistema de tracción integral desvía 50 o 100% de torque a las ruedas traseras, el modo Sport+ tiene ajustes más agresivos y el escape es más ruidoso que nunca.
Su suspensión neumática, dirección, frenos y aerodinámica también reciben ligeras mejoras. Lo esencial para domar su salto en poder.
Los retoques para estar a la altura
En el apartado estético, ya mencionamos toda la fibra de carbono y acentos rojos, además de la insignia S. Pues, en su interior se hallan sillas tipo cubo con Alcántara de dos colores, sonido Bowers & Wilkins y bastantes acentos rojos que cubren puertas, consola central y techo.
Nada mal para ser uno de los SUVs más rápidos del planeta, con toda y su velocidad tope de 310 km/h. Si un agente secreto quiere retirarse y tener una familia, este es el Aston Martin a tener.
