Hace tres décadas la percepción de lujo en un automóvil se componía de elementos bastante simples. Sillas con ajuste eléctrico, gran espacio para la segunda fila, vidrios y espejos eléctricos, mucho cuero y un andar de marcha impecable. Cuando es casi imposible agregar más comodidad y suavidad, ¿qué sigue? Arrojarle cantidades copiosas de tecnología y artilugios a la mezcla. No existe mejor ejemplo de ello que el Mercedes-Benz Clase E 2024.
Esta es la nueva generación del querido Clase E, ese hermano del medio que no es tan pequeño como un Clase C, pero no es una limusina como lo es el S. Entonces algo tiene que hacer para destacar entre los dos y que su papá Mercedes-Benz le preste atención. Así que para destacar el nuevo Clase E decidió tomar a pecho esa fórmula de “más tecnología=más clase” y este es el resultado.
Ecosistema digital por dentro
Vamos de adentro hacia afuera, porque el elemento clave aquí es la pantalla. O deberíamos decir pantallas, porque el Mercedes-Benz Clase E 2024 tiene tres de ellas. Claro que no es propiamente novedoso, ya que esta configuración la tomó prestada de los futuristas EQE y EQS. Mercedes-Benz lo llama la “súperpantalla” y es una interfaz que engloba casi todo el tablero o salpicadero. No confundir con la “híperpantalla” del EQS y EQE.
La idea es integrar todo un universo de conectividad y aplicaciones, empezando con programas nativos como Zoom. Que las reuniones en la oficina sean cosa del ayer ya que el Clase E tiene una cámara en su interior para videollamadas o selfies. La pantalla frente al pasajero tiene apps como Angry Birds o TikTok, para distraerse de la complicada vida de negocios. O la de un streamer, porque la interfaz está preparada para jugar y transmitir en vivo.
Otros detalles de esta cabina híperconectada incluyen navegación y head-up display con realidad aumentada, comandos de voz que reconocen cuando el conductor viaja solo o tiene pasajeros y un clúster digital. Mercedes-Benz nos dice que la pantalla frente al pasajero es opcional, y que en total hay cinco cámaras en la cabina. Por todo lo demás es un vehículo premium con acabados en cuero, luz ambiente y todo lo que un Mercedes-Benz debe tener. ¿Será que los mafiosos o yakuza que usan un MB apreciarán las videoconferencias en el Clase E?
Creando un vínculo entre el Clase E y EQE
Nos trasladamos al frente para explorar lo que mueve al Mercedes-Benz Clase E 2024. Todos los motores tendrán asistencia híbrida, sea ligera o completa enchufable. Los propulsores serán de 4 o 6 cilindros, con los modelos tope recibiendo tracción y dirección en las cuatro ruedas. Para dar cifras, el E200 arranca con 200 hp y también hay una variante diésel con 5 hp menos; sin embargo los más equipados E350 y E450 poseen 255 y 376 caballos de potencia, respectivamente. No que importe mucho, porque en este segmento lo importante es la suavidad con la que esos equinos galopan.
Estéticamente el Clase E se creció un par de centímetros, adoptando la forma ya impuesta por el Clase C y Clase S. La diferencia es su frente con algunos tintes clásicos, que parece cerrar la brecha que existe entre Mercedes-Benz y su división EQ, con sus frontales afilados y aerodinámicos. Preferimos la parrilla clásica con el ornamento sobre el cofre, opuesto a la enorme estrella que Mercedes-Benz insiste en usar. El adagio de que un Mercedes se reconoce a leguas sin mirar su frente todavía vale, no hay necesidad de recordarlo de forma tan intrusiva.
Al final del día es branding, algo que curiosamente Mercedes-Benz logra en el Clase E 2024 en sus faros traseros. Es una firma lumínica si bien algo excesiva, bastante peculiar e interesante. Debe lucir muy bien de noche, al igual que esa cabina cargada de luces y estímulos digitales. Es un digno miembro del linaje del Clase E, que trata de forjar su propia identidad a la vez que desdibuja su personalidad mezclándose con los modelos eléctricos de Affalterbach. Quizá esa es la idea, ya que eventualmente todos sus autos serán eléctricos.