Parece que vamos de regreso a la época de los años cincuenta, en la que los fabricantes actualizaban sus modelos cada año sin falta. Hace muy poco Mercedes-AMG lanzó lo que era su modelo más poderoso, el AMG GT 63 S E Performance híbrido. Y apenas dos años después recibe un ligero lavado de cara para mantenerse fresco y potente.
La actualización del Mercedes-AMG GT 63 S E Performance híbrido coincide con su entrada al mercado estadounidense. Además, no es coincidencia que el AMG GT Coupé se haya renovado hace poco, y por ende su versión sedán (o gran coupé) necesita un retoque para estar al mismo nivel. Por cierto, sabemos que el AMG One es más poderoso en todo sentido, pero es una bestia inalcanzable reservada para unos pocos, al menos el AMG GT está más cerca de los mortales.
Lavado de cara literal
Hay que recordar que el AMG GT Coupé y su versión de 4 puertas comparten nombre, pero no plataforma. En concreto, el AMG GT de 4 puertas usa la misma plataforma del Clase E de generación pasada, pero eso no detuvo a Mercedes-AMG a la hora de retocar su fascia. Con una parrilla y tomas de aire modificadas con elegancia y nuevos faros, el AMG GT 63 S E se parece más al AMG GT Coupé de segunda generación que conocimos hace poco.
Dos elementos notables son las entradas de aire a los costados del frente, que lucen más discretas, al igual que muchos elementos negros alrededor de la parrilla. Su silueta, parte trasera y motor V8 permanecen sin cambios; este último manteniendo su titánica potencia en 843 caballos, figura disponible cuando el V8 y los motores eléctricos trabajan al unísono. Sus baterías de 6.1 kWh se mantienen igual, porque si lo olvidaba este es un auto enchufable.
Finalmente están las amenidades, porque además de ser deportivo el Mercedes-AMG GT 63 híbrido es un vehículo con alcurnia. Ahora hay un techo corredizo, carga inalámbrica de celular para la segunda fila y sonido envolvente Dolby Atmos. Son retoques menores que alargan la vida de este poderoso sedán (o cupé de 4 puertas) por varios años más. Al menos hasta que la electrificación nos arrebate por completo al V8 de Mercedes-Benz.