Luego de Jaguar y Land Rover, es el turno de Mercedes-Benz de poner en pausa el crecimiento de su portafolio eléctrico en favor de las ganancias, en forma de modelos más sencillos con motor a combustión. Así es, una de las marcas contemporáneas con mayor avance e innovación en la movilidad eléctrica decidió reconsiderar un momento su posición y volver a lo que el público quiere.
No es un secreto que si bien el mercado de los eléctricos creció bastante, aún tiene bastante resistencia por el público. La mayoría de conductores que quieren un auto eléctrico ya tienen uno, o se asentaron con el punto medio que es un híbrido. Y he ahí la razón por la cual Jaguar, Land Rover, Mercedes, Benz, Toyota y otras marcas hacen a un lado su avance eléctrico en favor del motor a combustión o híbrido. Es lo que vende y lo que el mundo quiere y, a corto plazo, es lo que trae ganancias a las marcas.
No olvide que si bien no les sobra innovación, Mercedes-Benz es un negocio como muchos otros y debe traer ganancias.
Cambio temporal de enfoque
De acuerdo a Automotive News, Mercedes-Benz se reunió con su red de vendedores y representantes para anunciar un cambio de enfoque. En 2024 la casa alemana se concentrará en sus modelos a gasolina e híbridos “de entrada”, por así decirlo. Esos que están más al alcance del público general y que representan un volumen de ventas más amplio y lucrativo.
Modelos como el Clase A, B, el próximo a presentar CLA; junto a crossovers como GLA, GLB y GLC tendrán “más impulso y prioridad en la producción” bajo esa nueva directiva. No que cualquier Mercedes-Benz sea particularmente asequible, son una marca premium después de todo, pero estos modelos con motores de combustión interna o algún tipo de hibridación son más asequibles que los mismos eléctricos de Mercedes-Benz.
La forma en la que Mercedes-Benz presenta esto es una medida temporal. Voceros de la marca confiaron a nuestros colegas de Motor1 que ese cambio de enfoque es real. En esencia, Mercedes-Benz buscará ganancias a corto plazo con sus modelos de entrada y dará prioridad al motor a combustión, por ahora; los modelos eléctricos EQ no desaparecerán, solo subirán un peldaño en el portafolio de la marca, por así decirlo.
Cambio energético, ¿pero a que costo?
Una opinión, si me lo permite. Es claro que la acción global en búsqueda de movilidades cero emisiones no debe detenerse. No obstante, quienes trazan esos objetivos deben comprender que el público no está en la obligación de adoptar la alternativa actual, en este caso al automóvil eléctrico. Hay quienes confían aún en el buen combustible fósil, otros que prefieren aguardar al hidrógeno o alguna otra idea, junto a aquellos que prefieren la opción intermedia llamada “híbridos”.
En esa misma medida, una marca no puede dar prioridad únicamente a la electricidad si sus clientes aún no la aceptan. No disfracemos la realidad: un Mercedes-EQ es más costoso que su equivalente a gasolina y, si las personas no los adquieren en grandes volúmenes, Mercedes-Benz y cualquier marca debe hacer algo para mantener sus ganancias. Si la demanda por autos convencionales o híbridos persiste, las marcas seguirán produciéndolos por un tiempo.
Así pues, el dilema de la adopción eléctrica continúa. Uno que quizá fue forzado demasiado rápido al mundo y que, gracias a noticias como esta, muestran las consecuencias de asumir que consumidores e industria recibirán con brazos abiertos el cambio. En especial si dicho cambio es casi una obligación que no todos desean aceptar.