@Chevrolet Corvette
- Publicidad -

Le tenemos una buena y una mala noticia. La mala primero, que Chevrolet ya no podrá entregar los primeros Corvette C8 en las fechas de entrega inicialmente prometidas. ¿La buena? Que la producción se reanudará prontamente y que General Motors pudo llegar a un acuerdo justo con United Auto Workers (UAW). La UAW, para los amigos, es una organización sindical que reúne a los trabajadores de la industria automotriz en Estados Unidos, Puerto Rico y Canadá. Así que, considerando el tamaño de la industria automotriz norteamericana, ya se imaginará el poder que tiene la UAW; suficiente para frenar los 490 caballos de potencia del Stingray C8 con sus problemas sindicales.

La mala

Las tensiones entre GM y la UAW llevan un buen rato. A mitad de año las dos partes se sentaron a negociar pues los trabajadores estaban en desacuerdo con una serie de medidas que GM planeaba tomar. Entre ellas, el cierre de varias plantas en suelo norteamericano, un incremento al costo de la cobertura de salud para los trabajadores y la asignación de la nueva Blazer a línea de ensamblaje de Ramos Arizpe (México). Ninguna de las partes estuvo dispuesta a ceder y el 15 de septiembre la UAW convocó a sus trabajadores a huelga. Incluso las plantas no asociadas a la UAW tuvieron que cesar sus operaciones pues dependían de los suministros de otras plantas y bodegas que sí están sindicalizadas.

Entre las plantas que entraron en huelga, estaba la regional 2164 de la UAW: nada menos que la planta de Bowling Green en Kentucky, la cuna del Corvette. GM incluso llegó a amenazar con suspender la cobertura medica de los trabajadores en huelga, una acción que fue duramente criticada por el público y por legisladores de todo el país. Como muchos en la prensa especializada previeron, la medida tuvo el efecto contrario y GM siguió desangrando dinero con el cese de actividades. Los problemas sindicales empeoraron. Puesto en cifras, GM perdió US$480 millones en la primera semana de la huelga, US$575 millones en la segunda y un estimado de US$82 millones diarios en ganancias potenciales. Ouch.

La buena

Así las cosas, GM regresó a la mesa de negociaciones y le propuso a la AUW una serie de acuerdos que se sometieron a votación la semana pasada. Entre las propuestas estaba una congelación a los costos del seguro médico, la preservación de la línea de ensamblaje Detroit-Hamtramck y una compensación para los trabajadores que perderán su trabajo o deberán reubicarse a causa del cierre de las plantas en Ohio, Michigan y Maryland. Los trabajadores votaron por aceptar los acuerdos y todos los trabajadores de GM asociados a la UAW retomaron operaciones, incluidos los de Bowling Green después de seis semanas de huelga.

Problemas sindicales aparte, hay otro impedimento para iniciar la producción del C8: toca terminar la producción del Corvette C7 y reacondicionar la línea de ensamblaje. Por todo esto, el nuevo Corvette ya no llegará a manos de sus dueños a finales de este año, como se había previsto. Tocará esperar hasta mediados de febrero de 2020. Pero bueno, ya esperamos más de sesenta años por un Corvette con el motor en la mitad, ¿qué son un par de meses más? Y no sé a usted, pero si yo fuera a manejar un monstruo capaz de acelerar de 0-100 km/h en menos de tres segundos, preferiría que lo haya ensamblado un trabajador feliz y no uno que odia a su jefe…

Alejandro Ramirez Pulido
Redactor Web de la revista Fuel, corredor amateur y bicho raro de tiempo completo.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí