Las comparaciones son odiosas, e incluso graciosas en algunos casos, pero cuando se trata de algo tan integral como la seguridad, lo mejor es tomar nota y aprender de los errores. Algo que los fabricantes y gobiernos en América Latina no quieren escuchar, e insisten en demorar regulaciones o cambiar formas arcaicas de ver a la seguridad. Para la muestra, está una comparación de Global NCAP, utilizando dos modelos Hyundai básicos; uno que se comercializa en Estados Unidos, y el segundo un auto de Latinoamérica, en concreto, para el mercado mexicano. ¿A que no adivina a cuál le fue peor?
Como siempre Latinoamérica sale mal parada en lo que a Global NCAP, pruebas de seguridad en un auto y normas de seguridad se refiere. Ya no nos sorprende, pero lo grave es que las diferentes entidades de normativas vehiculares y gobiernos permitan que recibamos autos de procedencia dudosa o con poco equipamiento de seguridad. Pruebas como esta son un recordatorio de la calidad de los productos que permitimos vender en nuestras tierras latinas.
Dos Hyundai cara a cara
La prueba consistió en un choque de frente entre dos vehículos. Los candidatos seleccionados fueron dos modelos de Hyundai: por un lado, el modelo más económico que ofrece la marca en Estados Unidos, siendo este el Accent sedán; y por el otro, el equivalente de la marca en suelo mexicano, es decir, el Grand i10 sedán. Hay que aclarar que Hyundai ofrece este último en mercados selectos, con otros recibiendo al HB20S Accent producido en Brasil. El Accent gringo cuesta 16.645 dólares, e irónicamente se produce en México; mientras que el Grand i10 cuesta 230.200 pesos MXN, equivalentes a 11.300 dólares.
En el video se puede ver claramente la diferencia, y si no quiere esperar, adelante a 1:45 para ver el choque. El Accent estadounidense viene equipado con una amplia variedad de sistemas de seguridad, requeridos por el gobierno de E.E.U.U. y entidades como el IIHS. Elementos como frenado automático de emergencia, control de estabilidad, seis airbags, y mejores estándares de construcción son un requisito para los gringos. Por el lado de Latinoamérica, un auto como el Grand i10 no cuenta con ninguno de estos elementos, salvo por dos airbags, y como podrá imaginarse, el resultado de Global NCAP es brutal.
Cero para América Latina
En el impacto, se pueden notar varios detalles, en especial en el Grand i10. Sus airbags detonan después de que lo hacen los del Accent gringo, por ejemplo. La estructura deformable del frente del Grand i10 no resiste como debería el impacto, permitiendo que el tablero sea empujado hacia los ocupantes. Es cierto que este auto es más pequeño y liviano que el Accent, y si bien eso influye en el resultado, no justifica la pobre resistencia que tiene un Grand i10 ante un choque. No más imagine golpear algo más sólido o grande a bordo del i10. Con eso dicho, aunque el Accent no se deformó tanto, tuvo resultados aceptables en protección al conductor.
Como resaltan los miembros de Global NCAP en el video, es preciso exigir en Latinoamérica autos que incluyan frenado autónomo de emergencia, control de estabilidad mandatorio para todos los vehículos, y una exigencia mayor de bolsas de aire. Ante ello, muchos gobiernos se resisten al cambio y a instaurar esas regulaciones, permitiendo que las marcas comercialicen libremente autos que apenas cumplen con las normas.
Claro, muchos crecimos y aprendimos a conducir en autos con cero argumentos en seguridad, fuera del cinturón, pero para un auto nuevo en pleno 2022 es inexcusable. Irónicamente, el Accent en México sí ofrece control de estabilidad y seis airbags, pero solo en sus modelos más equipados. En cuanto al Hyundai HB20S, ni se diga resultados, porque aquel auto logró cero estrellas en su prueba de Latin NCAP.
