¿Qué estaría dispuesto a hacer por el auto de sus sueños? Algunos importan autos olvidados desde el otro lado del mundo, otros se juegan la lotería con la esperanza de sacar el premio gordo y tener ese Ferrari que siempre quisieron. Algunos incluso mueven cielo y tierra para restaurar y modificar un auto a su gusto. Y luego tiene este caso: alguien quería tanto una Toyota Land Cruiser Prado, que no se le ocurrió otra cosa que tomar su contraparte de Lexus y “desactualizarla” para que se vea justo como una Prado.
Por si no ha comprendido la locura del dueño de esta camioneta, permítame explicarle. En Estados Unidos la Toyota Land Cruiser Prado (J150) no se ofreció de forma oficial. Importarla no es una opción porque aquel país tiene una regla en contra de vehículos que tengan menos de 25 años. Sin embargo, Lexus sí ofreció la GX 460, una versión “lujosa” de la Toyota Land Cruiser Prado. Ya está, problema resuelto, ¿verdad? No para el responsable tras esta creación.
Alguien es fan de la Land Cruiser Prado…
Una persona cuerda y normal en EE.UU. se conformaría con la Lexus GX 460. Después de todo posee los mismos motores, suspensión, espacio y prestaciones, con el beneficio de más superficies en cuero y madera. Pero como puede ver, el creador de este híbrido se empecinó en tener una Land Cruiser Prado, costara lo que costara. Y pensar que usualmente son los dueños de la Prado quienes quieren pretender que tienen una Lexus.
El proyecto comenzó con una Lexus GX 460 2010, con un par de extras como suspensión cinética (KDSS), asientos en cuero calefactados en primera y segunda fila, filtro de cabina y asistente de parqueo. Este modelo posee un motor V8 (con bastante kilometraje en este caso) que produce 301 hp y posee tracción 4×4. Su dueño anterior actualizó su interior con partes de la GX 460 modelo 2021, pero el mayor cambio está en su exterior.
Si no le cuento que esto era una Lexus, quizá jamás lo note. El vehículo recibió el frente, capó, luces, emblemas y estribos laterales de una Toyota Land Cruiser Prado actualizada. Los rines y volante también son de una Prado, al igual que la cubierta del motor. En jerga automotriz, esto se conoce como downbadging: transformar un auto “tope de gama” en una de sus variantes más sencillas o normales, como tomar un Lexus LS 400 y ponerle logos de Toyota Celsior. Lo opuesto a esos “graciosos” que ponen insignias de BMW M o AMG a los modelos más básicos.
¿Única en su tipo?
¿Por qué alguien haría esto? La respuesta lógica es que quería poseer algo que nadie más tiene en Estados Unidos. Y si el dinero no es obstáculo, intercambiar las partes entre una GX 460 y una Prado no es difícil, después de todo son el mismo vehículo. Quizá el dueño anterior realmente quería una Prado y se obsesionó con ello, o quizá sólo es un chiste que terminó siendo realidad. ¿Será esta la única Lexus GX 460 con una conversión así? ¿Vale la pena el esfuerzo?
De cualquier forma esta “Toyota Land Cruiser Prado” se encuentra a la venta en Cars&Bids, en una subasta que no tiene precio mínimo. Es decir, este bebé se venderá por el precio que sea, aunque tenga en cuenta que de forma legal sigue siendo una Lexus. Le sugiero que se apresure, porque a la subasta le restan menos de 24 horas y el precio ya ronda los 15.000 dólares. O ya sabe, puede evitarse complicaciones y comprar una Prado real, dada su popularidad en Latinoamérica. La diferencia es que no podrá decir que alguna vez fue una Lexus.