Detrás de cada modelo que ha existido a lo largo de la historia existen un sinfín de prototipos, bocetos, modelos en arcilla y conceptos funcionales que inspiraron el producto final, o cuyo propósito era probar una idea o alardear de las mentes y diseñadores tras una marca. Así que en esta nueva sección de FUEL queremos recordar esos prototipos “olvidados” que presentaron ideas locas al mundo, o que estuvieron tan cerca de producirse pero por alguna razón no lo hicieron. Iniciamos ese viaje semanal con un auto que impresionó a todo el mundo (en el buen sentido de la palabra) y quizá pudo llegar a producción: el Porsche Panamericana.
Es Panamericana, no Panamera
Y no, no está mal escrito su nombre. Puede que hoy en día Porsche tenga al Panamera, pero primero fue el nombre Panamericana, en honor a la carrera en suelo mexicano donde Porsche amasó sus primeras glorias. Así como los 911 Targa deben su nombre al Targa Florio, y los modelos Carrera a la misma competencia (Carrera Panamericana).
Podría resumir al Panamericana como un intento extraño de Porsche por tener su propio buggy. Después de todo, se parece mucho a la creación de Bruce Meyers. Además, tanto el 911 como el Escarabajo (Beetle, Fusca, Vocho) tienen un origen y forma similar. Pero esa no sería la historia completa de este auto, en un momento en el que Porsche tenía varios éxitos en el Dakar a cuestas y dos deportivos con tracción en las 4 ruedas.
La historia oficial dice que el auto se creó como regalo para Ferry Porsche en 1989 por su cumpleaños #80. Luego fue presentado en el Salón Internacional de Fráncfort y aunque tuvo buena recepción, Porsche no quiso producirlo, al igual que el 989 (que era un 911 de 4 puertas). Se dice que fueron dos e incluso tres Panamericana que se construyeron, uno para Ferry Porsche y otros dos para exhibición, uno en Alemania y el otro en Tokio, Japón. Sea cierto o no, solo un modelo existe y reside en el museo de Porsche en Stuttgart.
Un buggy que miraba a los noventa (y más allá)
El Panamericana es fruto de Harm Lagaay, quien regresó a Porsche luego de pasar por Ford e incluso diseñar el curioso BMW Z1. Lagaay y Steve Murkett (quien después diseñaría el Cayenne) tomaron un 911 964, levantaron su suspensión y pusieron sobre el chasis una carrocería que daba la ilusión de una sola pieza, como la de un VW Karmann Ghia. Las ruedas están expuestas y cubiertas por pontones que cortan las líneas de la carrocería, y el frente exhibe dos luces inclinadas y redondas, con un sabor al 928 de la época.
Toda la carrocería fue hecha especialmente para el auto, utilizando fibra de vidrio y carbón. Luego Porsche aplicó una tonalidad turquesa (o aguamarina) bastante llamativa, y rines Speedline de 17” con un diseño doble en forma de triángulos. El primer toque bizarro está en las llantas, hechas a la medida con un grabado que integraba la insignia de Porsche. ¡Ni Rolls-Royce hace eso! Aunque en el mundo real sería una adición bastante costosa.
Otro toque curioso era el techo removible parecido al de un 911 Targa, pero con un elemento único: cremalleras. El Panamericana usaba estas para asegurar el techo en tres partes, en vez de manivelas, pasadores y cosas normales. Para rematar tenían un color morado intenso, al igual que los cinturones de seguridad y elementos del interior. En 1989 Porsche predijo la mezcla de colores intensos de los años noventa con este prototipo, y no es lo único futurista que exhibe.
Influenciando los diseños de Porsche
A estas alturas habrá notado que el Panamericana guarda bastante parecido con un Porsche 993, y de forma más vaga con el Boxster original. Cuando Porsche reveló este concepto en Fráncfort se encontraba en un momento económico grave, y a pesar de que al público le encantó este 911 buggy, su techo targa, rines poco convencionales y colores vivos, la marca no tenía cómo costear su producción. Pero eso no significa que fueran a desaprovechar su diseño.
En efecto, muchas líneas del Panamericana aparecieron en el siguiente 911 (993) en 1994, y si se fija bien el modelo Targa de esa generación es muy similar a este prototipo. En sí, lo más llamativo estaba en su exterior, ya que su interior era el de un 964 de la época, al igual que su motor de seis cilindros bóxer que erogaba 250 hp a través de una transmisión manual de 5 marchas. Porsche incluso decía que podía ir de 0 a 100 km/h en 5.8 segundos.
En últimas, el Panamericana pavimentó el camino para el Porsche 993, auto que muchos consideran como el mejor 911 y el último con motores enfriados por aire. El prototipo del Boxster, diseñado por Lagaay, apareció cuatro años después con una silueta similar. ¿Y sabe algo? El Panamericana es el primer crossover de Porsche, motivando a la marca a arriesgarse con el Cayenne en 2002 e incluso influenciando el actual 911 Dakar. Y como dato curioso en torno a este curioso auto con ojos “bizcos”, cada empleado de Porsche en la época recibió un modelo a escala, que hoy en día es altamente coleccionable.