Continúa nuestro pequeño especial del World Car Awards con la nueva apuesta eléctrica de Nissan: el Ariya. Este SUV es la confirmación de que el automóvil eléctrico empezará a mover eventualmente a las masas y no solamente a un nicho que puede costear algunas limitaciones prácticas y una barrera económica que cada vez se diluye más y más.
Asociar un auto eléctrico a algo forzosamente innovador o espectacular sería un error: el papel de los eléctricos del futuro es precisamente ser el transporte de aquellos que no ven al automóvil como algo pasional y es ahí donde entra el Ariya de Nissan, que sin ser una caja con ruedas sin alma, tampoco es la propuesta rompedora que, en su momento, llegó a ser el LEAF bajo el mando del ahora desterrado y felizmente escapado Carlos Ghosn.
Rebasando el legado del LEAF
El LEAF, como una de las primeras grandes expresiones exitosas de lo eléctrico en la industria, ahora es en su actual generación una alternativa más bien anónima y convencional que se refleja en un Ariya que tampoco es algo revolucionario, pero eso no está mal. El Ariya es lo que se necesita para empezar a vender más eléctricos en un mercado que pide más y más crossovers o algo que se parezca a una camioneta y los ingredientes se cumplen de sobra: un aspecto políticamente correcto, una cabina espaciosa, una posición de manejo alta y un rango muy decente, pues este aparato puede rodar unos 460 km con una carga. Nuestro promedio de consumo en condiciones reales apuntó a unos igual convincentes 430.
Una batería de 91 kWh es grande si pensamos en que solamente hay un motor en el eje delantero, con cifras que lucen potentes para un motor de combustión de hace 20 años, aunque son normales en el contexto de los eléctricos, con un torque de 300 Nm y casi 240 caballos de potencia, que tienen que estar a cargo de un peso apenas por encima de las dos toneladas, cifra tristemente normal para un EV, que hoy y siempre serán mucho más aparatosos en su masa a un par similar con motor de combustión interna.
Apostando a lo seguro
Con un tamaño intermedio entre una Rogue (X-Trail) y una Murano, la segmentación es la correcta, tanto como la correcta mas no ejemplar factura de una cabina lo suficientemente ergonómica y creativa, destacándose el panel táctil lindamente integrado en la barra divisora del tablero: lo demás queda en manos de un típico esquema de doble pantalla y agrada muchísimo la abierta consola central, al estilo de una minivan. El juego de texturas como en una costosa sala, en especial en las puertas, es otro guiño a un precio que de todas maneras no es tan bajo, pues en Estados Unidos la partida está arriba de los 40.000 dólares.
La aceleración y el equilibrio dinámico del chasis nos hablan de algo fácil y llevadero, nada emocional si bien, con el peso de la batería a su favor, la suspensión podría hacer un mejor trabajo de filtrado; la percibimos nerviosa incluso en carreteras con asfaltos en casi impecable estado y ondulaciones amplias que no suelen exigir mucho al chasis.
El Ariya es el anticipo de un paisaje de eléctricos competentes, cumplidores, confiables y hasta bonitos, y como pudimos comprobar en nuestro tiempo durante el World Car Awards, Nissan parece tomar un buen rumbo.
Nissan Ariya
Largo | 4.64 metros |
Tipo de motor | Eléctrico síncrono |
Potencia | 238 caballos |
Torque | 299 Nm |
Tracción | Delantera (FWD) |
Capacidad de la batería | 91 kWh |