Este es el fin de una era, particularmente en Europa donde alguna vez el motor diésel fue “el rey de la selva”. En lo que respecta a Volvo eso debe parar, y por eso en 2024 producirán su último modelo con motor diésel. Las alternativas que usen gasolina sobrevivirán un poco más, pero también tienen los días contados para los suecos.
El anuncio lo dio la casa motriz en una cumbre por el cambio climático celebrada en Nueva York. Porque ya sabe, nada dice “sostenibilidad” como miles de voceros de lo ecológico volando en diferentes aviones hasta Nueva York. ¿En qué estábamos? Ah sí, Volvo tomó la decisión tajante de eliminar al motor diésel de su portafolio.
Otro paso hacia la electrificación
Algo que sí es cierto es que el motor diésel produce más material particulado que un equivalente motivado por gasolina. Lo que es un problema serio, ya que muchos vehículos comerciales y hasta barcos cargueros utilizan este tipo de propulsión. En ese sentido Volvo quiere poner su granito de arena y abandonará este tipo de motores con efecto casi inmediato. Ello para vehículos, porque la casa sueca no se refirió a su división especializada en tractocamiones.
No es secreto que el motor diésel, que una vez mandó en Europa, hoy palidece en ventas frente a los eléctricos. Con esta iniciativa Volvo espera que otras marcas sigan su ejemplo y comiencen a retirar gradualmente sus plantas motoras que utilicen diésel y gasolina. En lo que respecta a la marca sueca, su último modelo diésel emergerá de sus líneas de producción a inicios del próximo año.
Las opciones con motor a gasolina o híbridas permanecerán, como alternativa para esas zonas en las que una red de carga eléctrica aún no se establece. Sin embargo, Volvo es enfático en su compromiso a ser 100% eléctrica para 2030, y no parece que quieran explorar otras rutas en Estocolmo. Puede que el hidrógeno o la gasolina sintética sean alternativas, pero para Volvo dos cosas son ciertas: matarán al motor diésel y se volcarán a la electricidad pura.
Este es un paso gradual, particularmente en vehículos comerciales. De los cuales Volvo fabrica bastantes, así que es incierto qué sucederá con ellos. Para estos, una mezcla de electricidad o híbridos enchufables ofrecerían un torque comparable al que produce un diésel pero con una huella ambiental mucho menor.
