Aquí tiene la trifecta perfecta de un auto JDM, un Santo Grial con lo mejor de tres casas motrices japonesas. Nissan, Toyota y Honda jamás se han juntado oficialmente para crear un auto, pero eso no detuvo al creador de este proyecto. Conozca al Toyota Celica de los años setenta “vigorizado” con el motor de un Honda S2000 y el color de un Skyline GT-R.
Curioso que llamemos a este auto la trifecta perfecta de Japón, considerando que el Celica en sus primeros días estaba fuertemente influenciado por Estados Unidos. Esta primera generación lucía una apariencia inspirada claramente en los muscle car americanos, particularmente el Ford Mustang original. Incluso si mira con detenimiento, hay ciertos tintes del Chevy Camaro original en este Celica cupé hardtop.
Quimera sabor JDM
Este ejemplar en particular es una pieza de museo que se exhibió en el Museo Automotriz Petersen en Los Ángeles. Correspondiendo al último año del Celica de primera generación, en algún punto de su vida este ejemplar sirvió para crear un proyecto restomod bastante peculiar, convirtiéndolo en el Celica más especial y quizá potente de su generación.
Su humilde motor de 4 cilindros carburado dio paso a la unidad F22 V-TEC de un Honda S2000. En concreto la segunda fase (AP2) del S2000, cuyo desplazamiento pasó de 2 a 2.2 litros con 250 hp de fábrica, aunque en el caso de este Toyota Celica este motor debe producir muchos más equinos. Modificaciones incluyen inducción de mayor flujo, cuerpos de aceleración individuales marca Jenvey, una culata tornasolada y un radiador en aluminio; que al final del día deben empujarlo por encima de los 300 hp.
El proyecto mantuvo la transmisión manual de 6 velocidades del S2000. No obstante, en aras de seguir su aire de “Frankenstein”, el diferencial de deslizamiento limitado (LSD) proviene de un Corolla GTS más moderno. La suspensión ahora es operada por aire, con barras estabilizadoras Addco y amortiguadores Bilstein; mientras que los frenos son firmados por Wilwood y las llantas (más gruesas en el eje trasero) son Toyo Proxes.
Tono legendario para un proyecto de alto calibre
En materia estética es donde entra el espíritu del Nissan Skyline GT-R, ya que el Celica porta con estilo la tonalidad Midnight Purlple III. Un Toyota con motor de Honda y piel de Nissan, ¡qué combinación! Por cierto, Midnight Purple III es la tonalidad final que lució el Skyline R34, con una sutil apariencia tornasolada para darle más alcurnia.
Otros detalles estéticos incluyen un bodykit TRD, partes en fibra de carbono, pasos de rueda ensanchados y rines BBS de 16”; mientras que en el interior hay sillas tipo cubo, mucho cuero y gamuza, un volante NRG al igual que el tablero digital del Honda S2000. El toque final es un sistema de sonido Kenwood y JL Audio.
Por cierto, semejante proyecto que al final del día es un restomod está a la venta en Bring a Trailer. Su subasta termina en unos días y al día de hoy el mayor postor ofrece 15.500 dólares por un proyecto tan único. Podrá no ser un Celica original, pero con tantos cambios se transforma en un proyecto divertido e único que en una forma retorcida es fiel al espíritu original del Celica: un deportivo sencillo de tracción trasera y conducción análoga.