Olvídese de las asistencias y línea de carrera sugerida en Gran Turismo: he aquí un Caddy que quiere hacer eso en la vida real. Se llama Opulent Velocity, que traduce a velocidad opulenta o lujosa, es el nuevo proyecto de Cadillac y es un recipiente de muchas tecnologías e ideas que la marca espera implementar a futuro.
Es más, si Steven Spielberg quiere expandir el universo de Minority Report o Inteligencia Artificial, he aquí el auto que necesitan esas películas. Porque además de su apariencia elegante y puertas alas de mariposa, el Cadillac Opulent Velocity es un concepto extremadamente futurista. Todo lo que aquí expone la marca americana son fantasías tecnológicas que, con suerte, llegarán en los próximos 10 o 20 años a nuestras vidas.
La dualidad de este Cadillac
Aquí no importa su propulsión o figuras de desempeño, Cadillac deja entredicho que es un eléctrico, pero lo que importa es la cantidad de ideas, investigación y diseño que plasma el concepto Opulent Velocity.
Como cuna tecnológica, esta creación apunta a la autonomía nivel 4. De ahí su nombre, la dualidad de la opulencia y la velocidad; la primera es un modo de manejo para que sus ocupantes se relajen por completo y que el sistema nivel 4 conduzca por sí solo, con todo y un head-up display que bombardea a los ocupantes en imágenes serenas y sonidos relajantes. Todo personalizable por los pasajeros, por cierto, que pueden disfrutar de ello en las cuatro butacas.
En el lado opuesto está el modo radical de este Caddy, inclinándose al desempeño de un hypercar que no tenga nada que envidiar a Rimac. Aquí es donde el tutor virtual del concepto es capaz de proyectar la línea óptima de carrera en pista, junto a tips para exprimir el mayor desempeño en cada curva. Tiene hasta un oponente (ghost car) que sirva de guía y para comparar tiempos con la máquina u otros competidores.
También se activan controles para jugar con la aerodinámica activa y la firmeza de la suspensión, por cierto. El volante se despliega por completo en este modo, mientras que las sillas flotantes tipo cubo se aseguran al piso y puertas para mantener en su sitio al piloto.
Sólo le faltó el apellido Vision Gran Turismo y sería perfecto para probar en ese videojuego.
Impactando con su diseño
Si tuviera que describir su apariencia imponente, es la de una interpretación del Siglo XX de los viejos Cadillac V16. Largo, imponente, siniestro, sobrio, en fin. Es una presencia que sin hacer ruido deja claro el calibre del conductor y la importancia de sus pasajeros.
Al ser un gran turismo, el capó es largo y flanqueado por pasos de rueda curvilíneos, con trazos suaves y nervaduras que conducen a las líneas de cabina. En la discreta nariz vive el logo iluminado de Cadillac, con ductos de aire a los costados donde reside la iluminación, otorgando la ilusión de ruedas flotantes a los costados.
La caída del techo se ve adornada por apliques de color negro y una ventana doble, con una simpleza absoluta. Aunque sin duda, el elemento más impactante son sus luces que emergen como ondas de los costados y rodean el escudo de armas de Cadillac.
Ventana hacia el futuro
Como un ejercicio en diseño, este enorme gran turismo y su forma evocativa del presente Celestiq son una oda a mañana. Es una exhibición del diseño que podría adoptar Cadillac hacia 2030 y más allá.
La tecnología es un poco más de ciencia ficción, pero está en su lugar para demostrar de lo que es capaz Cadillac. Este prototipo representa una visión de una Cadillac no sólo más prestigiosa, también volcada a crear un deportivo serio de alguna descripción. No resta más sino esperar unas décadas y recordar este momento, en el caso que Cadillac haga realidad este tipo de locuras. Eso es, si otra pandemia no nos sorprende de la nada.
