De Brasil para Latinoamérica, ese es el lema del nuevo Citroën Basalt. Hasta el país vecino viajamos para conocer más de este modelo, que por fin se presenta a nivel regional con la intención de ofrecerse en 11 países de nuestra América Latina.
Hace bastante Citroën decidió dividir su ADN, creando modelos exclusivos tanto para Europa como Latinoamérica y el Basalt no es la excepción. Mientras en el Viejo Continente tienen los C4 X y C5 X, para nosotros el Basalt será el primer cupé-SUV de la marca, dispuesto a reemplazar en esencia al sedan C-Elysée que va de salida. Además de pelear con los Fiat Fastback y Volkswagen Nivus.
Digno producto con el sello de Stellantis
Hay que dejar claras dos cosas. Una, que el Basalt utiliza elementos ya conocidos de otros Citroën en Latinoamérica; en concreto los C3 y C3 Aircross. Segundo, que al ser un buen producto de Stellantis, lógicamente comparte detalles con otros vehículos de marcas hermanas en este conglomerado automotriz.
Iniciemos por su plataforma CMP, misma de los C3 y C3 Aircross. El Basalt se ubica entre estos dos, midiendo 4,34 metros de largo (2,64 M entre ejes) y con un despeje al suelo de 18 cm. Dada la fiebre por los SUVs, Citroën espera que el Basalt encaje en esa tendencia, particularmente apuntando directamente a un segmento de entrada.
Y adelante encontramos motores bien conocidos en el extinto Grupo PSA y también Fiat. Paraguay recibirá una versión con el motor 1,0 Firefly con 98 hp; los modelos de entrada usarán ese sempiterno motor 1,6 que Citroën usa desde los noventa con 110-115 hp; estas dos opciones con transmisión manual de cinco marchas.
En la cima del Basalt se encuentra el motor tres cilindros T200 también de Fiat y presente en los Pulse y Fastback. Unidad que lleva 118 hp y 200 Nm de par a las ruedas delanteras, junto a una transmisión CVT con siete marchas simuladas. Se conduce como usted lo imagina, con una aceleración decente y torque a bajas revoluciones, de hecho es extremadamente similar en términos de conducción, agilidad y sensaciones al Fiat Pulse.
Otros aspectos mecánicos relevantes incluyen suspensión independiente McPherson adelante y frenos de disco, mientras que atrás encontramos eje de torsión y tambores. La dirección será electroasistida y todos estos elementos ya mencionados reciben un ajuste un poco más deportivo, para darle un toque especial al Basalt.
Apariencia franco-brasileña controversial
A la hora de hablar de apariencias, el Citroën Basalt es curioso. Ciertamente es un diseño de amores y odios, muy arraigado a la costumbre de Citroën de concebir vehículos controvertidos.
Quizá se debe a la fuerte caída del techo y cola inusualmente corta, con grandes luces traseras que se extienden a los costados. Así que entendemos cómo puede dividir de manera estética. Al frente está el motivo de Chevron presente en las luces LED, placas de deslizamiento y muchos detalles plásticos. Los rines son de 16 pulgadas en todas las versiones, aunque con distintos acabados.
Pasando al interior encontramos un espacio sorpresivamente amplio para cinco ocupantes y 490 litros de baúl. El Basalt ofrecerá una pantalla de 10,25″, similar a los C3. Encontramos toques color bronce en la cabina, aire acondicionado automático, cuatro bolsas de aire, seis altavoces y detalles justos de seguridad, como cuatro airbags, cámara de reversa; al igual que control crucero, este último exclusivo del modelo Shine turbo, que también accede a asientos en cuero.
Cabe destacar que tendrá cuatro versiones, Live Pack y Feel con el motor 1,6; con el turbo reservado para la versión Shine y First Edition. A mencionar también que la cabina, si bien equipada competentemente, deja claro que es un B-SUV de entrada y, como tal, se ubicará en un rango de precios muy asequible, quizá a la par o por debajo del mismo C3 latino.
Conclusiones tentativas
Por ahora, está es la apuesta de Citroën en Latinoamérica, con un Basalt que se producirá en la planta de Stellantis en Brasil junto al C3.
Hay una familiaridad en ese compartir de piezas con otros modelos de la familia Stellantis, aunque le roban la exclusividad que pudo tener, en especial por su diseño más disruptivo. De nuevo, es tema de costos y Citroën apostó por su reputación de diseños más llamativos por encima de todo. Su sensación de manejo es sólida y se siente que el Basalt es un crossover más urbano, que prefiere la familiaridad de las calles o las avenidas a condiciones más demandantes lejos del asfalto. Su buen espacio interior también le convierte en una opción razonable para viajes largos.
Quizá muchos se inclinen más por el motor 1,6 y es por su reputación y longevidad; o por ser el único con transmisión mecánica. En ambos casos, son motores que mueven de forma justa al Basalt.
Ya Citroën recibió un galardón a auto urbano del año en los World Car Awards por el C3. Quizá el Basalt repita, aunque sí sentimos que su diseño no es para todos y que pudo tener un equipamiento más robusto (particularmente en seguridad) que le permita competir no sólo con cupé-SUVs, también sedanes y hatchback más convencionales en la región.
Un auto justo, de aspiraciones claras, pero con algunos detalles por pulir, al cual veremos en 2025 (ojalá) en Colombia, esa es nuestra conclusión preliminar antes de una prueba de manejo extensiva cuando llegue al país.