Señoras y señores, el cáncer se llevó otra personalidad importante. A horas de las prácticas del Gran Premio de China, la F1 recibió una terrible noticia: la partida de Eddie Jordan. Excéntrico empresario irlandés que, la mayoría recordarán, por su equipo de Fórmula 1 que fue una estampa de los años noventa e inicios del nuevo milenio.
Su familia anunció que este jueves 20 de marzo el irlandés de 76 años perdió la batalla contra un cáncer de próstata que lo aquejó en los últimos 12 meses. Y aun así, Jordan (o EJ) se mantenía activo, con su propio podcast, trabajo de analista de F1 e inversionista de clubs de fútbol en el Reino Unido.

De piloto a jefe carismático
Si vivió la era de F1 entre 1990 y 2008, recordará con cariño a Eddie Jordan. Alguien que comenzó trabajando en el área financiera de Dublín y se comenzó a interesar en karts. Con un gran capital a su disposición, comenzó a competir, ganando campeonatos de kart y Fórmula Atlantic, al igual que apariciones en la F3 británica.
Luego fundó su equipo Eddie Jordan Racing, para seguir en esa categoría y luego en F3000 (antesala entonces de F1). Allí fue clave para desarrollar pilotos como Jean Alesi, Johnny Herbert y Martin Donnelly, todos graduados a F1. Con ese éxito decidió ascender a F1 en 1991 con el que quizá es el auto más bello de esa categoría: el Jordan 191.

Fue en él donde Michael Schumacher debutó e impresionó en F1, reemplazando a Bertrand Gachot quien estaba en la cárcel por golpear un taxista. Jordan quiso mantener a Schumi y luchó contra Benetton, que al final logró llevarse al teutón.
Paso breve, pero memorable en F1
Por esa época temprana de F1, Jordan Grand Prix era un equipo de media tabla. Las fortunas lentamente comenzaron a cambiar y para 1998 el equipo contrató al campeón Damon Hill y Ralf Schumacher. Con ese diseño amarillo de Benson & Hedges que todos recuerdan, Hill le dio su primera victoria a Jordan en una lluviosa carrera en Bélgica.

1999 vio a Heinz-Harald Frentzen ganar dos carreras y luchar por el título, con un Jordan-Honda veloz, pero que no pudo contra Ferrari y McLaren. Allí inició el declive de Jordan, siempre una figura que no temía hablar y luchar por su equipo, batallando contra patrocinadores, rivales o motoristas, aunque siempre de forma jovial y diplomática.
Su equipo fue en descenso y sin apoyo de una marca, con una última victoria en Brasil 2003, sí esa carrera loca que ganó Giancarlo Fisichella, al igual que un último podio en el controversial GP de EE.UU. 2005. Luego de eso el equipo fue vendido a Midland, que pasó a ser Spyker, Force India, Racing Point y, hoy en día, Aston Martin. Equipo que sigue ocupando las instalaciones de Jordan y donde curiosamente reside Adrian Newey, quien era representado por Jordan.
Adiós a una figura
Eddie Jordan fue una figura excéntrica, sin miedo a hablar en F1, pero a la vez carismática. Tuvo bajo su tutelaje pilotos como ambos Schumacher, Jean Alesi, Damon Hill, Martin Brundle y Rubens Barrichello.
Siempre estuvo en F1 incluso luego de vender su equipo, como comentarista y analista, escritor de libros y recientemente en un podcast con David Coulthard. Recordaremos sus coloridos monoplazas, su personalidad extrovertida, su buen ánimo y contribución a un deporte que, quizá hoy en día, estaría mejor con más jefes de equipo como “EJ”.
Hasta siempre, Eddie.
