Es de mi tristeza informarles que el Príncipe de las Tinieblas, el padrino del heavy metal, Ozzy Osbourne, falleció el día de hoy. Hace apenas dos semanas daba lo que sería su último concierto, batallando un caso de Parkinson y dándolo todo desde un trono cargado de murciélagos para el deleite de los fanáticos del rock en todo el mundo.
No somos un medio musical, pero usted sabe que la música es parte integral de la experiencia automotriz. ¿Qué sería conducir sin música? Existen hasta géneros que definen el placer de conducir al límite, como el Eurobeat; o que se inclinan por una experiencia más surreal como el synthwave. Así que es más que apropiado que recordemos a Ozzy Osbourne a través de sus autos. Sí, el Príncipe de las Tinieblas no temía conducir.
Claro, consiguió su licencia de conducir a los sesenta años, en parte porque cuando eres un rockstar tienes el privilegio de que te lleven a donde sea. Pero el buen Ozzy Osbourne tenía sus carros, desde exóticos hasta autos humildes como…
Volvo 240 estate

Sí, un literal ladrillo sueco fue de las primeras experiencias automotrices de Ozzy. Es cierto, técnicamente no tenía licencia en Estados Unidos, nación donde se radicó en las últimas tres décadas. Pero cuando vivía en Inglaterra y era el líder de Black Sabbath, su fiel corcel era un Volvo 240 wagon.
Piénselo, ese baúl es perfecto para cargar amplificadores, cimbales, bombos, micrófonos y, fiel a Ozzy, algo de licor. No condonamos conducir bajo la influencia, pero así era el hombre. Quedaba espacio para cinco o seis ocupantes en el Volvo, vehículo fiable para ir a cualquier concierto y regresar en una pieza.
Daimler DS420 limusina

La fama viene con sus beneficios y, en el caso de Ozzy, la opción que alguien actúe como chofer (o piloto de avión para cruzar países). Como buen británico, el Príncipe de las Tinieblas eligió una limusina inglesa como transporte de lujo, tal y como la Reina: un Daimler. Marca de alta alcurnia que producía vehículos para la realeza.
Con un estilo neoclásico inspirado en los años treinta, el Daimler DS420 usaba un chasis y motor seis en línea de Jaguar, que entregaba unos “suficientes” 160 hp. Nada del otro mundo, pero es una limusina, la idea es tener lujos adentro y llegar con comodidad.
Rolls-Royce Phantom

Por eso es más que apropiado saltar a tiempos modernos, para encontrar al Rolls-Royce Phantom. Sí, ahora la marca es de BMW, pero continúa la tradición de máquinas inglesas opulentas, con el doble de cilindros que el Daimler anterior.
Esa unidad de 6 y ¾ de litro entregaba 454 hp, suficiente para moverse con soltura. Y sí, Ozzy posiblemente disfrutaba de conducir su Rolls, al igual que su esposa Sharon, pero es de esos autos de rockstar para que alguien más conduzca y lo lleve a su destino. Además, tiene suficiente baúl para llevar chaquetas negras, collares y palomas. Aunque las palomas no estarán muy de acuerdo en compartir autos con Ozzy Osbourne.
Ferrari 458

Por supuesto que Ozzy tiene un Ferrari, ¿por qué no habría de tenerlo? Lo adquirió en algún punto de 2009 y, luego de 19 intentos, logró sacar su licencia de conducción en EE.UU. Es de los pocos autos donde tenemos fotos de Ozzy al volante y el más conocido. En parte porque sufrió varios accidentes en él, incluso lo usó para pasar su examen de conducción y, confesó alguna vez Ozzy, asistió con varias copas encima.
De nuevo, no es un gran ejemplo conducir ebrio. En especial si se tienen las llaves de un deportivo italiano con un V8 de cigüeñal plano capaz de llevar 562 hp a las ruedas traseras. De 0 a 100 km/h podía ir en unos 3,4 segundos y era ideal para escuchar a todo volumen Children of the Grave o War Pigs. Eso o algún solo de Randy Rhoads.
Audi R8

Finalmente y, tomando el ejemplo de Tony Stark, está el Audi R8 de Ozzy. Igual de visceral que un Ferrari, pero aplomado como buen deportivo alemán para escuchar algo como No More Tears o Mama I’m Coming Home. Dos temas apropiados para esta despedida.
A Ozzy también se lo vio al volante del R8 y, como buen músico, sabemos que apreciaba la nota del V10 de 5,2 litros codesarrollado con Lamborghini, que entregaba 518 hp a las cuatro ruedas.
Bonus: Ozzy en el GP de Canadá 2003
¿Hay que decir algo más? Ozzy estuvo en una carrera de Fórmula 1 y nos dejó con dos postales para la posteridad: una foto con Sir Jackie Stewart, un tipo tan influencial en F1 como Ozzy en la música. ¿El segundo? Un tal Juan Pablo Montoya en sus días de BMW Williams.
Sencillamente legendario, sea al volante de un auto, en un escenario o rodeado de murciélagos. Buen viaje al más allá señor Ozzy, su lugar entre el panteón de los músicos más famosos de toda la historia lo espera. Ojalá a bordo de un Rolls-Royce como el que tuvo en vida.