Mientras Cadillac prepara una gigantesca camioneta eléctrica para Estados Unidos, en China tienen otros planes. Porque en esa nación aunque las camionetas venden bien, también lo hacen los sedanes, y es por eso que existe el auto que verá a continuación. Se llama Cadillac CT6, y es una berlina de 5.2 metros de largo solo para China, y contrario a lo que su diseño sugiere no es otro modelo eléctrico que sólo se ofrecerá en esa región del planeta.
Digamos que el CT6 es el Cadillac Celestiq para China, solo que concebido para aquellos que no creen en la electricidad. Tal vez no lo recuerde, pero hubo una época donde el CT6 era la respuesta de Cadillac a BMW, Mercedes-Benz y Audi en Estados Unidos. El problema es que no vendió, y como todo lo que no sirve en su tierra natal, GM sirvió al CT6 en bandeja de plata para China. Esta es la segunda generación de ese modelo que emergió en 2016, y que estrenaría la plataforma VSS-R o emplearía una variante mejorada de la arquitectura Omega de GM. Aunque decirle “segunda generación” es bastante generoso, dado que es una evolución del original.
Lo mismo, pero con el rostro del Celestiq
En términos de diseño, el Cadillac CT6 para China le sigue los pasos al concepto Escala, que Cadillac exhibió en Pebble Beach 2016. Al igual que el anterior CT6, el nuevo modelo usará un motor turbo de 4 cilindros y 2 litros, con 233 hp y una caja automática de 10 velocidades. Para que no queden dudas de que Cadillac quiere llamar segunda generación al primer modelo que se sometió a una seria cirugía plástica. Y muchos compradores se lo creerán.
Como símbolo de que no es el mismo modelo, Cadillac instaló una enorme pantalla curva de 33” que recorre de cabo a rabo el tablero. Porque nada dice “nuevo” como una pantalla táctil que en tres años será obsoleta. Cadillac nos dice que esta pantalla tiene resolución 9K, puede mostrar hasta un billón de colores y usa un procesador Qualcomm de última generación. Una perilla y algunos controles bajo la pantalla y las puertas son los últimos remanentes que representan la era de los botones físicos.
Todo el interior es una cornucopia de cuero napa, patrones en forma de diamante y todas esas cosas que “son sinónimo de opulencia”. No puede faltar el sistema Super Cruise para tener una conducción semi autónoma, en conjunto a todas las asistencias de manejo y seguridad que exige un vehículo de su alcurnia. El toque final es una suspensión magnética con sensores que escanean todo el tiempo el camino para adaptarse, y frenos Brembo. Todo muy interesante, pero lo que vemos es un sedán con siete años a cuestas y un traje para lucir como los más modernos Celestiq y Lyriq.