No sabemos a ciencia cierta quién será el próximo James Bond y cuándo se estrenará su próxima película, pero al menos ya sabemos con exactitud qué conducirá. El flamante auto en british racing green que adorna estas líneas es el nuevo Aston Martin DB12, primer modelo de la casa británica que acepta la dolorosa partida del V12 para seducirnos con el torque y rugir de un V8 escondido bajo ese largo capó, sello inconfundible de un grand tourer a la inglesa.
Claro que Aston Martin prefiere que no asuman que el DB12 es un grand tourer. El término que quieren que usted recuerde y que defina al DB12 es super tourer o súper turismo. Ya sabe cómo son los asuntos del marketing y las marcas siempre en búsqueda de inventar segmentos y cosas para ser distintos. La verdad es que la línea entre un gran y un súper turismo hace rato se desdibujó, pero al menos suena interesante. Además, no se puede negar que el DB12 es una creación elegante y atractiva, digna de su nombre y herencia inglesa.
Esculpido por los dioses
La primera impresión que causa el DB12 está en su diseño. Su forma general es similar a la del DB11 que reemplaza, con un frente largo y lo más bajo al suelo posible, una cabina en forma de gota de agua con una caída de techo estilo fastback y una cola corta. En los costados se aprecian líneas suaves contrastadas con amplios pasos de rueda, particularmente en el eje trasero. El frente posee la típica parrilla de Aston Martin, con dos faros con una firma LED interesante y un aire que evoca al DB7, dada la forma ovalada de las luces.
Podría clasificarse como una evolución clara del DB11, pero con un rostro menos “agatado” y una silueta más tonificada. El DB12 estrena el nuevo logo de Aston Martin y la trocha de ambos ejes crece unos milímetros, explicando por qué los hombros del DB12 son más marcados que los de su antecesor. Nos gusta, y seguramente a los súper espías del mundo también les fascinará, si la intención es llegar a sus misiones y causar una buena impresión.
¿Sin V12? ¡No hay problema!
El DB12 no se complica la existencia y tal como el equipo de Aston Martin en F1, pide prestado un fiable motor de Mercedes-AMG. Ese V8 de 4 litros es aclamado por muy buenas razones, pero aún así los ingenieros británicos quisieron darle su propio toque. Utilizando dos turbocargadores distintos y un sistema de refrigeración optimizado Aston Martin exprime 671 caballos de potencia y 800 Nm de torque, que viajan a las ruedas traseras cortesía de una caja automática secuencial de 8 velocidades.
Aston Martin considera que el DB12 puede ir de 0 a 100 km/h en 3.7 segundos y rozar una velocidad tope de 322 km/h. Al ser un super tourer la cuestión no es solo de aceleración, porque la marca se enfocó en afinar su maniobrabilidad, integrando suspensión activa, un chasis más rígido y ligero, diferencial electrónico trasero y varios modos de manejo para sacar lo máximo del DB12 en diferentes condiciones. Los frenos de disco son de 400 mm adelante y 360 mm atrás, y si le sobra dinero puede optar por unos en carbono-cerámica.
Interior envolvente
Quizá lo más atractivo del DB12 es su cabina, y no solo por la alta calidad de la alcántara o los acabados impecables. En contraste al DB11, el nuevo modelo optó por un habitáculo construido en torno al conductor, con una consola central prominente con todos los controles necesarios a la mano, y lo mejor es que aún son botones físicos. Una enorme perilla céntrica desata el rugido del V8, rodeada de controles para poner al DB12 en marcha, ajustar la temperatura de la cabina, jugar con la firmeza de la suspensión, control de tracción o los modos de manejo y el sonido del escape.
Todo el concepto funciona porque Aston Martin no se enfocó en crear la pantalla más grande posible. Los británicos entienden que no es necesario, y optan por una discreta unidad de 10.25” integrada perfectamente en la consola central. Es una pantalla que no es intrusiva ni lo distrae del espíritu del DB12, y es el placer de conducir a bajas o altas velocidades con un altísimo grado de comodidad. Que las otras marcas tomen nota, porque un sistema con botones físicos y pantallas que no son invasivas como esta son mil veces mejores que una tablet gigante insertada en el tablero.
Para el entusiasta de Aston Martin o agente secreto todo este lujo tiene su precio. Un DB12 fácilmente superará los 200.000 dólares, y eso sin opciones o extras. A cambio obtiene un V8 más potente que los V12 que lo anteceden, un súper turismo decididamente bello, un interior exquisito y que todo el mundo piense que usted es un espía. La versión Volante está en camino, y no descarte modelos que expriman más potencial del V8, o lo acompañen con asistencia híbrida.