En lo que respecta a Škoda, la marca checa que conocemos no estaría aquí si no fuera por este auto en particular. Podrá ser un vehículo económico más del montón, pero para Škoda el Favorit fue salvación, y es por eso que este ejemplar de 1993 casi nuevo es tan estimado por la marca. Porque sin él no estarían donde hoy se encuentran, pensando en el futuro eléctrico y desarrollando posiblemente uno de los últimos motores a gasolina que veamos en nuestra vida.
Al ver esta historia decidimos hacer un breve repaso por la ilustre historia del Škoda Favorit y su hermano más práctico el Forman. Desde competencias de rally hasta motores Volkswagen, el Favorit partió en dos la historia de Škoda, y este ejemplar con solo 37 km en su odómetro representa esa era de transición y cambio en República Checa, antes Checoslovaquia. No solo eso, es una cápsula de tiempo a una época donde los autos básicos eran realmente sencillos y honestos, además de representar orgullo para muchos que con grandes sacrificios lograban adquirir uno.
El auto que salvó a Škoda
Como muchas industrias bajo el dominio del Comunismo, Škoda entre los años cincuenta y ochenta fue propiedad del gobierno soviético checo. Ello significaba que Škoda tenía que hacer los autos que el régimen eligiera, no los que ellos prefirieran. Al inicio la cosa no fue tan complicada, pero cuando tambaleó la mano firme en Moscú, todas las ramas atadas a ella sufrieron bastante.
Škoda estaba en problemas, y claramente sus modelos con motor trasero (105 y 120) aunque vendían bien, eran anticuados para los estándares de los ochenta. El resto del mundo pasó a la tracción delantera y los hatchbacks, y eso era lo que necesitaba Škoda. El Favorit fue diseñado por el estimado carrocero Bertone, y era lo que necesitaba la marca para romper el molde del comunismo. Empleando motores pequeños a carburador, un equipamiento frugal pero justo y un precio bajísimo comparado con otros autos contemporáneos, el Favorit tomó por sorpresa a Europa, siendo un éxito inmediato en ventas.
A pesar que su desarrollo tomó más de lo esperado y que para 1987 su diseño era algo anticuado, al Favorit lo ayudó su relación costo-beneficio. El pequeño hatchback sería acompañado de una versión station wagon Forman y una pickup, y sería exportada a muchos países fuera de Europa, como fue el caso de Argentina, Ecuador y Colombia. Es más, quien le escribe vive encantado con su diseño simple y sensato, y algún día espera comprar un Favorit/Forman solo porque sí.
Vientos de cambio
Algo hizo bien el Favorit, porque cuando el comunismo cayó y Škoda recobró su independencia, muchas marcas querían quedarse con ellos. GM, Ford y hasta BMW se interesaron, pero Renault y Volkswagen fueron los finalistas. Los franceses querían eliminar a Škoda y producir al 18 y Twingo en la recién formada República Checa; mientras que Volkswagen optó por dividir las acciones y ofrecer acceso a su tecnología.
Al final ganó la oferta más sensata, y Škoda aprovechó esa inyección de progreso alemán, instalando motores a inyección en el Favorit, como este ejemplar de 1993. Su producción terminaría un año después, dando paso al Felicia que también fue popular en Latinoamérica, y luego el Fabia que todavía vive, siempre compartiendo ADN con el VW Polo y Golf.
Una cápsula de tiempo hecha en Checoslovaqia
El Škoda Favorit en cuestión que inspiró esta pequeña retrospectiva tiene una historia particular: una mujer en Atenas, Grecia, lo adquirió en 1993 totalmente nuevo. Gran parte de esos 37 km en el odómetro son el resultado de conducirlo desde el concesionario a su nuevo hogar. El problema fue que la mujer decidió que manejar no era lo suyo y dejó el auto guardado por casi 30 años. Hasta los plásticos originales cubren los asientos de este Favorit, que casi parece suspendido en el tiempo.
Es un ejemplar extremadamente básico, sin tacómetro ni vidrios eléctricos, con los únicos lujos siendo apliques de madera falsa y el motor a inyección monopunto de 54 hp. Es un vehículo honesto y sencillo, con el único fin de ir desde A a B y de regreso. Solo que este Favorit corrió la suerte de evitar ese destino y terminó transformándose en una pieza de museo. Imagínese todos los modelos solo de Škoda que han debutado desde entonces, todas las páginas de internet creadas, todas las películas que este Favorit se perdió por vivir aislado en un garaje. Ni los años se le ven a lo que es en el fondo un diseño de 1982.
Su actual dueño es el piloto checo Jiří Mičánek Jr, quien se enamoró del Favorit y decidió comprarlo en 2022. Dada su condición, el hombre decidió preservarlo lo más posible, evitando que su odómetro supere los 40 km. Toda una pieza de museo y máquina del tiempo a una época donde los autos eran más simples y, como lo demuestra este Favorit, construidos para durar.