Ford-Capri-eléctrico-Volkswagen
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De los mismos creadores (casi) del Mustang Mach-E, llega otro nombre histórico plasmado en una camioneta. Es el Ford Capri, no ese legendario cupé que encantó a los europeos y asumió el rol de “deportivo” en ausencia del Mustang, sino un nuevo modelo que renace de la forma menos ortodoxa, como un clon de un Volkswagen eléctrico.

Así es, puristas miren hacia otro lugar, porque esta decisión seguramente causará opiniones divididas. Recuerde que el Capri original era en esencia el Mustang, pero para europeos. Fue un cupé deportivo, de diseño bien logrado y grandes prestaciones que cimentó su leyenda durante dos décadas, incluso entrando en el automovilismo con éxito.

Para Europa, la imagen de un Capri es la de ese cupé divertido y asequible, por ello que resulte controvertida la decisión de Ford para revivirlo de esta manera.

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Poder eléctrico hecho en Alemania

Este es el tercer fruto de la alianza Ford-Volkswagen (no confundir con Autolatina) y el segundo de índole eléctrico. En aras de dividir los esfuerzos hacia esa nueva era, ambas marcas decidieron compartir el desarrollo de modelos eléctricos. Así como la Ford Explorer EV es un Volkswagen ID.4, el Capri eléctrico es un ID.5.

Eso significa que usa un tren motor eléctrico, con configuraciones de uno o dos motores. Si se elige la tracción trasera (como el Capri original), Ford ofrece una batería de 77 kWh y 282 hp con un 0 a 100 km/h en 6,5 segundos. Aunque un modelo frugal con batería de 52 kWh y 168 hp está en camino.

El Capri más potente posee tracción total, dos motores y una batería de 79 kWh, con 335 equinos a su disposición. ¿Autonomía? El Capri RWD flota entre los 600 y 630 km; mientras que el modelo AWD ronda los 550 a 590 km según ciclo WLTP. 

Sin su diseño exterior, toda la mecánica es de Volkswagen; desde la suspensión independiente, pasando por los frenos hasta el selector de marcha y todos los componentes eléctricos.

La controversia hecha Ford europeo

He de confesar algo y es que, a pesar de ser un cupé-SUV de Volkswagen, Ford puso especial atención al diseño externo e interno del Capri. Si ignora el nombre, es un vehículo bien logrado, sin ninguna exageración salvo la caída del techo. El frente es limpio, con un capó largo con varias nervaduras y esa máscara frontal que es un guiño a la nariz del Capri.

Los faros son elegantes y curvilíneos, con una firma lumínica algo nostálgica. Casi parece un sedán ligeramente levantado, más que otro cupé-SUV genérico. Los problemas empiezan cuando Ford trata de justificar el nombre, asegurando que de alguna manera, sus ejecutivos en los años setenta sabían que algún día el nombre Capri se transformaría en una camioneta de este estilo. Y peor, que no sea realmente un Ford, sino un Volkswagen

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Sí hay un parecido, pero el Capri era un cupé divertido, no un crossover más.

El Capri era un cupé aspiracional para jóvenes europeos, algo asequible y de tracción trasera para inyectar algo de diversión. Si Ford estaba tan seguro que se transformaría en un cupé-SUV, ¿por qué no lo hicieron en los años ochenta? Creer que el Capri siempre soñó con ser esto es equivalente a dejar el periodismo automotriz por un puesto en un call center bilingüe.

Y Ford pudo usar cualquier otro nombre, uno que no incomodara a los entusiastas. Puma pudo ser excelente, dada la silueta vagamente similar al original. Edge o EcoSport para perpetuar esa nomenclatura con la letra E, hasta Scorpio u Orion no eran malos nombres.

Diseño bien logrado, con un nombre de peso

Qué curioso, el Capri y Mustang fueron símiles de distintas regiones y ahora ambos nombres tienen la misma controversia que generó el Mustang Mach-E en su momento. 

Con esa reflexión de lado y más allá de su nombre, el nuevo Capri no es nada extravagante. Es como un helado de vainilla, para nada ofensivo ni controversial, pero que desafortunadamente recibió un nombre cargado de historia. Fuera de su diseño bien logrado, la cabina contiene lo típico que se espera de Ford, con algunos elementos de Volkswagen ID. Como ese clúster pequeño frente al volante y un tablero sin demasiados elementos extravagantes.

La pantalla vertical (de 14,6”) se puede ajustar, revelando un par de compartimientos sorpresa. El espacio para cinco ocupantes es decente, al igual que el baúl de 600 litros. Y Ford promete una plétora de asistencias a la conducción, sonido firmado por B&O y una sensación firme y deportiva. 

Al menos es un modelo exclusivo de Europa, al menos por ahora. Pero no nos da mucha confianza en lo que pueda ocurrir con nomenclaturas emblemáticas, como Fiesta, Focus, Escort, Thunderbird y hasta Falcon. 

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Andrés Suárez
Cine🎬/Fotografía📸/Autos🚗. A veces hablo locuras sobre carros en Fuel Car Magazine.

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