Déjeme ser claro: este no es el sucesor del Volkswagen Golf GTI. Más bien es un hot hatch electrificado que convive junto al presente GTI, dándonos una probada de cuál será su futuro cercano. Volkswagen sorprendió con la llegada del ID.3 GTX, variante divertida de su eléctrico más compacto, con la misión de forjar su propia identidad sin distanciarse mucho de los Polo, Golf e incluso up! GTI.
Que curioso que este eléctrico recargado se presente a apenas meses del aniversario número 50 del Golf GTI original. Es casi un tributo en ese sentido, pero Volkswagen entiende muy bien que, como los rayos de los Cazafantasmas, las insignias GTI y GTX no se pueden cruzar. Al menos no es el momento, pero esas dos corrientes se van uniendo más y más, razón por la cual llega el Volkswagen ID.3 GTX para suavizar esa transición más que inevitable en Wolfsburgo.
Doble sabor electrificado
La verdad, esta decisión veía venirse a leguas. No solo por el paralelo entre ID.3 y Golf, modelos que convivirán en el futuro, también por la aparición del Cupra Born VZ. Modelo que, si no lo recuerda, es pariente cercano del ID.3. Puede que Cupra sea sinónimo de diversión, pero Volkswagen no iba a permitir que los españoles se quedaran con toda la alegría.
Así que el Volkswagen ID.3 GTX llega con un solo motor eléctrico, no dos como sus hermanos mayores el ID.4 e ID.5. Ello no le resta brío al ID.3 deportivo, que aparece con dos presentaciones.
Una versión estándar con “solo” 282 hp y la variante Performance que eleva la tensión a 322 equinos. Figuras que mueven las ruedas traseras y hacen que el ID.3 GTX vaya de 0 a 100 km/h en 6 segundos o menos, notable mejora frente a los 201 hp del ID.3 normal. Su velocidad tope está limitada a 180 o 200 km/h y, al menos en datos, el ID.3 GTX se ubica muy bien entre el clásico GTI y el más poderoso Golf R.
Desempeño a la altura de su potencia
Volkswagen nos dice que mejoró otros aspectos en desempeño. Como las tomas de aire frontales, llantas con mayor superficie de contacto Bridgestone (de 20 o 21”) al igual que, asumo, suspensión y frenos retocados.
La batería crece a 79 kWh y fue reubicada para mejorar el centro de gravedad del ID.3. Tiene suficiente jugo para otorgar 600 km de autonomía (WLTP), por cierto. Y como detalle extra, el ID.3 GTX Performance accede a control dinámico de chasis para “plantarse mejor” en las curvas.
GTI en todo menos en nombre
Los toques finales son, por supuesto, estéticos. Volkswagen ya conoce este libro de memoria, añadiendo toques rojos a la “parrilla”, rines deportivos bitono, un pequeño spoiler y difusor atrás, al igual que luces LED diurnas en forma de bumerán. En la cabina su pantalla crece a 12,9 pulgadas y relucen las costuras rojas en asientos y volante. Ya sabe, lo típico de un Volkswagen GTI, digo GTX.
En ese sentido, GTX es una nomenclatura que sobrevivirá, al menos por ahora. No me sorprendería si todos los Volkswagen divertidos se unifiquen bajo la sigla GTI, en el momento que Volkswagen abandone el motor a combustión. Si es que lo hace, dado que muchos fabricantes están volviendo a ese motor.
No es el Golf GTI y quizá nunca lo sea, pero Volkswagen quiere suavizar esa transición con un hot hatch eléctrico que algunos encuentren fascinante, de cara al inevitable Golf 100% eléctrico.