Lamborghini cartón
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La afición que la gente tiene por Lamborghini es tan grande que algunos harían lo que fuera por tener uno. Mientras unos hacen ayunos fallidos de 40 días, otros son más prácticos y usan cartón para hacer su propio Lamborghini Aventador. Eso sin contar los clones construidos sobre otros autos. Esto parecería un proyecto insulso en comparación de no ser por 2 factores: se puede mover con una persona adentro y alguien lo compró por más de 10.000 dólares neozelandeses. Les presento al Cartonghini, el protagonista de este WTF.

Al mejor estilo de Art Attack

David Jones es un youtuber neozelandés aficionado a Lamborghini que deseaba mucho tener uno. Cuando fue a Estados Unidos pudo montar en un Huracán y quedó fascinado con el superauto. Sin embargo, sabía que no podría conseguir uno en el futuro cercano y en lugar de ayunar, recurrió a las manualidades para tener uno. Así que decidió fabricar su propio Lamborghini Aventador con cartón y quiso que se pudiera mover.

En esta imagen, el flamante Cartonghini Aventador luce unas flamantes exclusivas de bicicleta de 20 pulgadas, pero puede usar unas de cartón como opción.

El proceso fue simple pero engorroso, pues requirió de mucho cartón y otros materiales de ferretería para construirlo. Usó unas instrucciones conseguidas en internet para hacerlo en papel como referencia y simplemente escaló todo 5 veces. La carrocería de cartón le llevó unos 3 días de fabricación y le puso todo lo necesario, hasta una insignia y sabiamente lo nombró Cartonghini. Cuando lo terminó era del tamaño de un Honda Fit muy bajo, pero la cosa no acabó ahí.

Pura ingeniería… de YouTube

Si el Lamborghini de cartón ya era tan grande, bien podría invertir un poco más y hacer que se moviera. Entonces se puso manos a la obra y usó lo primero que tenía a la mano para hacerlo. Tomó las ruedas de 2 bicicletas y las montó en un precario chasis de madera (4 palos atornillados). Se ingenió una dirección con unos tubos y para los frenos usó una tabla, solo una tabla. El toque final fue el acrílico para las ventanas y una silla plástica para que David pudiera sentarse en su bólido.

Como motor usó sus propios pies y la gravedad de una colina. Aquí no hay bielas de titanio o frenos carbono cerámicos, solo materiales de ferretería, cartón y mucha silicona caliente. Después de una pequeña prueba, decidió poner en venta su Lamborghini de cartón en solo 19 dólares y donaría lo recaudado al hospital infantil Starship de Auckland. Para sorpresa de David, la subasta subió hasta que alcanzó los 10.420 dólares neozelandeses, un verdadero logro para una manualidad de garaje.

William Puentes
Periodista y comunicador - aficionado a carros, motos y todo lo que se mueva.

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