Esto que ve aquí no es el Ferrari eléctrico, es el sucesor del elegante Roma y recibe el nombre Amalfi. Sí, parece un híbrido entre un cupé y un crossover a juzgar por las imágenes, pero la casa con base en Maranello asegura que es un grand tourer elegante, una vez más con un nombre inspirado en la cultura italiana.
La verdad sea dicha, el Ferrari Amalfi es una clara evolución del Roma, de la misma manera en la que el F8 era un 488 actualizado. Su nombre proviene de la Costa d’Amalfi (o Amalfitana), una preciosa región al sur de Italia, con vista al Golfo de Salerno y el Mar Mediterráneo. Además de ser una pista recordada por los fanáticos de Gran Turismo, pero esa es otra historia.

Dolce vita mejorada
Lo que aquí ve es un Ferrari para recorrer con gusto y sin prisas las autopistas del mundo. No que le falte poder, ya que Ferrari tomó el V8 twin turbo del Roma, asustó los árboles de levas, el ECU y otras minucias para darle 19 hp más al Amalfi. Eso es 631 equinos en total, suficientes para una velocidad máxima de 320 km/h y un 0 a 100 km/h en 3,3 segundos.
Sin embargo, el Amalfi es para gozar de la vida, no llegar rápido al destino, tradición que inició el Ferrari California. Por eso es que sus turbo son más poderosos y el escape aumenta la nota del motor, que ahora sube hasta las 7.600 vueltas.

La transmisión automática doble embrague de 8 marchas es más precisa, la suspensión y chasis fueron retocados ligeramente y hasta el manettino y botones son físicos otra vez. Pero más sobre ello en breve. Los frenos y dirección fueron recalibrados, para un mejor balance entre conducción placentera y agresiva.
Evolución de una belleza italiana
Su diseño deja claro que es una evolución del Roma. El frente es más afilado y con luces LED verticales más finas, que se sitúan en una nariz afilada estilo tiburón. Una cabina alargada lleva a una gran caída de techo fastback, con un coqueto spoiler y dos luces traseras casi idénticas al Roma.
No tiene ningún elemento demasiado agresivo en su frente, difusor trasero o pasos de rueda musculosos. Es un Ferrari elegante y curvilíneo como los de antaño y esa era la idea. Por ahora sólo se le ofrece en versión cupé, pero el Amalfi Spider no estará muy lejos de ser revelado.
El regreso de los botones físicos
En el interior hallamos el clásico tablero de doble burbuja, con una pantalla central separada del panel de instrumentos, opuesto al Purosangue. El pasajero tiene su propia pantalla para escuchar música o entretenerse sin molestias del V8 de 3,9 litros. La mayor sorpresa es el volante, que se deshace de esos controles táctiles (o hápticos) en favor de botones físicos. Sí, ello incluye el manettino para seleccionar modos y el botón de arranque.

Ferrari dice que regresarán a esta configuración después de que sus clientes “no vieran de forma positiva” los controles táctiles del SF90 y Purosangue. Por supuesto, los botones físicos siempre son mejores, en especial si van rodeados de acabados en aluminio anodizado, cuero napa, asientos tipo cubo y todo tipo de lujos, como sonido Burmester. Hay una “segunda fila” que está más para decir que es un GT 2+2, pero lo que importa es la personalización de la cabina con todo tipo de colores y materiales; al igual que el exterior.
Entre los modelos más recientes del Cavallino, el Amalfi es el más bello de todos. En gran parte por su intención de grand tourer y porque toma al Roma, un auto bello en sí, mejorandolo en casi todo aspecto. Y quizá está es la Ferrari que queremos ver, con modelos bellos de alto desempeño, en vez de eléctricos qué, dicen los rumores, una vez más fueron demorados desde lo más profundo de Maranello.