El preparador Manhart se tomó muy en serio esto de tbt o flashback friday porque en vez de modificar un auto nuevo decidieron ir por un clásico del rally. Ayuda que también tienen una división especializada en modelos antiguos, cuya razón de ser no es únicamente restaurar modelos. El Lancia Delta HF Integrale es un ícono absoluto del mundo del rally y quizá es la obra máxima de Lancia, y luego de pasar por las manos de Manhart se transformó en un tributo a sus victorias en el WRC durante los años ochenta y noventa.
Piénselo como un restomod, en el que Manhart nos presenta una idea del Lancia Delta HF Integrale perfecto según sus estándares. No tiene los colores de Martini que son sinónimo con Lancia, pero la combinación de verde mate y rojo le cae muy bien a este legendario hot hatch italiano. Y eso no es lo único bueno que tiene para ofrecer.
Leyenda inmortal
Es válido recordar, para quienes quizá no lo sepan o recuerden, que el Integrale fue una de las versiones finales del Lancia Delta. En esencia era un modelo de homologación para rally, con un motor 2 litros turbo más potente (197 hp), un bodykit con pasos de rueda ensanchados y un aspecto definitivamente ochentero. Una última edición, Integrale Evo, elevó la potencia un poco a 220 hp, y Lancia ganó el título de WRC por una quinta ocasión en 1994, antes del dominio del Grupo A conformado por el Toyota Celica, Subaru Impreza y Mistubishi Lancer Evo.
El primer Delta HF Integrale emergió en 1989 y fue el sucesor del monstruoso Delta S4 que causó el final del Grupo B. Esa primera versión es la que modifica Manhart, con pequeñas mejoras en desempeño, maniobrabilidad y comodidad que hacen del Lancia Delta HF Integrale un hot hatch con estilo retro y argumentos modernos.
Más poderoso que su variante de rally
Para empezar, Manhart aplica su vasto conocimiento en motores e inducción forzada, alterando el sistema de inducción y escape de mayor flujo, pistones forjados, nuevo árbol de levas y sistema de refrigeración. El cambio más notable es un turbo de mayor tamaño y un módulo ECU para gobernar tantas mejoras, resultando en una potencia de 370 caballos, 173 hp más que el Integrale original. Si antes era un hot hatch ahora es un monstruo.
El torque también asciende a los 550 Nm, y las cuatro ruedas reciben este poder cortesía de una transmisión manual de 5 marchas, con reglajes reforzados y un nuevo embrague. Para Manhart no todo es potencia sin control, por lo que rebajaron la altura de la suspensión usando amortiguadores más firmes; al igual que instalando frenos más grandes con mordazas Brembo de cuatro pistones.
El toque estético final, porque Manhart no altera la apariencia del Lancia Delta más allá de algunas calcomanías, son rines OZ Rallye de 17”. Para darle algo de qué alardear al conductor, la cabina está llena de nueva tapicería en cuero y gamuza, preservando el aspecto original de Lancia. Sin duda, un ejercicio interesante para repotenciar a uno de los verdaderos íconos del mundo del rally, que a la vez respeta su pureza y esencia original.