El mundo de las minivans no es muy emocionante, y nunca tuvo que serlo. Son vehículos pensados para familias con una ergonomía altísima en su cabina, puertas corredizas y en donde la función está por encima de la forma. La Ford Windstar es un modelo más de ese montón, una minivan poco memorable que un día, por allá a mediados de los años noventa, casi se convierte en un endemoniado sleeper gracias al V6 SHO desarrollado por Yamaha.
Para ese época la Ford Windstar estaba en su primera generación, reemplazando a la cuadrada Aerostar y su nombre irónico en 1994. En esa misma década Ford forjó una alianza con Yamaha, quienes modificaron el motor Vulcan de la casa americana instalando una culata en aluminio, agregando doble árbol de levas, un perfil más agresivo y un sistema de inducción de alto flujo. Ese motor se le conoció como SHO, o Super High Output, y movió a uno de los Ford más interesantes de la época, el Taurus SHO.
¿La primera minivan de alto desempeño?
En ese tiempo Ford ya trabajaba en la segunda generación de la minivan Windstar, que usaba un V6 Vulcan pero sin la especificación SHO de Yamaha. Por diversión los diseñadores del Óvalo Azul tomaron un ejemplar de la Windstar de primera generación e instalaron el V6 más potente, que creció a 3.2 litros y producía 220 caballos de potencia. 70 más que la Windstar estándar, que apenas si rozaba los 150 equinos.
El otro detalle que hacía de esta una “minivan sleeper entusiasta” era su transmisión manual de 5 marchas, también del Taurus SHO. La suspensión también era especial, con resortes y amortiguadores más firmes para añadir deportividad. En cuanto a la apariencia, un bodykit, rines de 17” y faros “ojo de angel” en la parte trasera al igual que dos escapes dobles gritaban al mundo que esta no era una minivan cualquiera.
Ah, y como si fuera poco la cabina tenía sillas tipo cubo no solo para la primera fila, sino para la segunda. No era una Renault Espace F1 ni la misma Supervan de Ford, dos de las minivans más radicales de toda la historia, pero la Ford “SHOstar” como se le llamó estuvo muy cerca de entrar a producción. Al menos eso sugirió su aparición en el Salón de Detroit y Fráncfort hacia 1995.
Muy cerca de ser una realidad
A finales de los años noventa e inicios del siglo XXI la industria automotriz americana podía hacer lo que quería. Mire a Chrysler que creó la ola retro con el Prowler y PT Cruiser. GM lanzó al Aztek, y Ford no podía ser menos. Por descabellado que suene, una minivan de alto desempeño con el V6 SHO de Yamaha y el nombre Windstar hubiese encajado perfectamente en el portafolio de Ford de esa época.
Tanto así que Ford lo consideró seriamente. Dos cosas evitaron que la “SHOstar” fuese una realidad. La primera fue la llegada de la tercera generación del Taurus, ese auto que parece que estuviera derriténdose todo el tiempo. Su variante SHO abandonó el V6 de Yamaha por un V8 más convencional, acabando la alianza entre Ford y la marca japonesa.
La segunda es que la Windstar estrenó su segunda generación en 1998, y venía dotada con un V6 más eficiente de la familia Essex, que elevó su poder a 200 hp. La Windstar con el motor SHO apenas producía 20 hp más, así que sus credenciales “deportivas” se esfumaron bastante rápido.
Así pues, esta Ford Windstar con el V6 SHO de Yamaha cayó en el olvido. Es un producto de una década que parece más alegre y optimista, en la que todo proyecto por loco que sonara era bienvenido en la industria automotriz, y que muchas veces terminó siendo realidad. ¿No nos cree? Ford también creó un Festiva con su propio motor V6 SHO, del cual apenas existen unos ejemplares. Un auto pequeño en forma de caja con el nombre Shogun que era la respuesta al Renault 5 Turbo.
Mucho antes de que Chrysler sugiriera hacer una minivan Pacífica con un motor Hellcat, estuvo Ford con serias intenciones de lanzar la primera minivan deportiva de la historia.