Por si aún no acepta el hecho que Stellantis matará al motor V8, he aquí otro recordatorio más. No que ellos quieran, porque si fuese decisión de RAM, Dodge y Chrysler, los cohetes de los trasbordadores espaciales a futuro estarían movidos por un clásico V8 americano como Carroll Shelby manda. Como no vivimos en esa realidad, Stellantis tiene que aceptar la partida del V8 con esto: el Dodge Durango SRT 392 “AlcHEMI”.
Permítame darle algo de jugo de memoria, por si olvidó el “tour de despedida” del V8 en Stellantis, que quisiera ser como Vicente Fernández y quedarse, pero está forzado a retirarse. Ya el Chrysler 300C dejó el escenario, al igual que los Dodge Challenger y Charger. Por el lado de RAM, el motor V8 cedió su lugar al nuevo seis en línea turbo Hurricane, propulsor que se presume también moverá al Charger de próxima generación.
Los únicos dos “niños diferentes” en la ecuación son la RAM 1500 Classic, que conserva el Hemi de 5.7 litros y el Durango, encargado de prolongar la locura Hellcat y sus 707 hp por otro año.
La “troca” se despide de Durango
Para dejar algo claro: esta primera edición especial AlcHEMI del Dodge Durango 392 no tiene ese motor Hellcat V8. Por el contrario es el primer miembro de la serie “Last Call”, que ya tuvo el honor de despedir al Charger y Challenger por varios meses. Lo más peculiar es que Dodge (y por extensión Stellantis) eligieron al Durango como el candidato perfecto para despedir al V8, pero quién somos nosotros para cuestionar sus decisiones. Generación que por fin cederá su lugar en 2025 a un nuevo modelo posiblemente electrificado y con motores eficientes.
Dodge promete que esta serie final despedirá toda la familia V8, desde el sencillo Hemi de 5.7 litros aspirado hasta las variantes Hellcat sobrealimentadas. Piénselo como una serie para coleccionistas y fanáticos del músculo americano, si es que un Durango se puede considerar coleccionable. Bueno, hay que admitir que su V8 será de colección por virtud de ser el último de su especie.
Muscle car con vestido de SUV
AlcHEMI es un juego de palabras en inglés de la expresión alchemy, o alquimia en español. No, no viene con un robot para mantener viva el alma de su hermano ni con un juego de química para principiantes. Lo que sí incluye es copiosas cantidades de molduras oscuras, partiendo por sus rines SRT forjados color negro satinado, parrilla en negro medianoche, salidas de escape también oscurecidas y dos líneas de carrera en, usted lo adivinó, negro mate.
Para darle contraste al asunto, las mordazas de los frenos y esas líneas de carrera poseen acentos en amarillo. Y, por si fuera poco, los frenos están firmados por Brembo. En la cabina Dodge añade insertos en fibra de carbono junto a asientos y volante en cuero y gamuza con costuras amarillas, justo como el exterior. El toque final está en el número 392 impreso en los apoyacabezas, en referencia al desplazamiento en pulgadas cúbicas del V8.
Bajo el capó no encontrará sorpresas, a menos que se impresione con el clásico V8 de 6.4 litros que Dodge viene fabricando hace 20 años. Sus 475 caballos de potencia son “suficientes” para coquetear con esa delgada línea que divide respetar y romper la ley. Por todo lo demás es la misma Durango que conocemos desde 2011, solo que más agresiva y con colores igual de masculinos que, al pronunciarlos, le provocarán un incontrolable deseo de hacerse un tatuaje tribal e ir al gimnasio. Ellos son: negro diamante, gris destructor, gris vapor y blanco nudillo.
Serán 1.000 ejemplares del Dodge Durango 392 AlcHEMI V8, 250 por cada color antes mencionado. Este es solo el inicio porque, como la marca lo pone, se vendrán más ediciones especiales del Durango este año.
