Lo hermoso del mundo automotriz está en todas las ideas, todas esas creaciones y conceptos locos que pasaron del papel a la realidad. Muchos de los cuales jamás vieron la luz del sol y muy pocos conocen de su existencia y este es uno de esos casos mágicos. La historia del BMW Serie 7 con motor V16 es ya bien conocida, la sorpresa es saber que los ingenieros de la marca no construyeron uno, sino dos prototipos de este buque bávaro que pudo “poner de cabeza” al mundo de los sedanes de “ultra lujo”.
La guerra de los sedanes de lujo
Este auto que ve aquí permaneció en secreto durante tres décadas y bien pudo seguir así, escondido de los ojos mortales. Sólo que la misma BMW decidió que emergiera de su largo periodo de hibernación, a tiempo para el evento Techno-Classica celebrado en la ciudad alemana de Essen.
¿Cuál es su historia? Pues bien, mucho antes de que BMW adquiriera Rolls-Royce, su sedán más opulento y costoso era el Serie 7. En búsqueda de la sensación definitiva de lujo, comodidad y poderío, los ingenieros de la marca decidieron explorar maneras que el Siete fuera superior al Mercedes-Benz Clase S, Audi 200 y luego V8, al igual que sedanes ejecutivos de Rolls-Royce, Bentley y Aston Martin, por mencionar algunos.
La idea con la que quisieron dominar a sus rivales pudo crear un alboroto tan grande, que posiblemente llevara a todas las marcas a crear motores cada vez más y más grandes. En algún universo paralelo, el BMW Serie 7 V16 existió y detonó esa guerra ficticia de lujo con motores descomunales.
16 cilindros en V para dominarlos a todos
Todo comienza en los años ochenta, cuando BMW tomó la decisión de crear un motor V12. Verá, más cilindros es sinónimo de lujo y sofisticación, por lo que un V12 era una forma de duplicar el prestigio del Serie 7 original (E23). Literalmente lo que hizo BMW fue tomar dos motores seis en línea de ese Serie 7 y uniros para concebir aquel V12, el cual debutaría en 1986 con la siguiente generación del 7 (E32).
Al mismo tiempo, algunas mentes de BMW pensaban en grande y no creían que el V12 fuera suficiente. Así pensaba Karlheinz Lange, quien creía que un motor más grande era la respuesta para declarar de una vez por todas que BMW producía el sedán de lujo más poderoso y exclusivo del planeta.
Sentimiento que compartía Adolf Fischer quien, fresco de concebir el primer V12 de BMW, se unió a Lange para concebir ese motor definitivo, con un poco de inspiración pasada. En 1930 Cadillac demostró el potencial de un V16 más allá de la aeronáutica y ambos ingenieros de BMW decidieron que eso era lo que necesitaba el Serie 7 para callar a sus rivales.
Monstruoso y elegante
Así nació “Goldfisch”, un poderoso V16 que supondría el BMW definitivo para conquistar el mundo del lujo. Usando ese motor V12 M70 como punto de partida, se agregaron dos cilindros más a cada banco, conservando el ángulo de 60°, con 32 válvulas y un solo árbol de levas. Su desplazamiento total era de 6,7 litros y puesto a prueba desarrollaba 402 hp y 625 Nm de torque, eclipsando los 296 hp del V12.
Satisfechos con su potencia, era hora de adaptarlo al Serie 7. El motor era tan largo que Fischer tuvo que acomodar los radiadores en la parte trasera, dando origen a esos “bulbos” a los costados del baúl que identifican al primer prototipo, denominado 767iL. ¿Lo mejor? Usaba una transmisión manual de 5 velocidades, prestada del deportivo Serie 8.
Las pruebas fueron más que satisfactorias porque aquel titán bávaro era capaz de superar los 280 km/h e ir de 0 a 100 km/h en menos de 6 segundos; figuras a la par de exóticos deportivos de la época. Pero BMW, si bien contento con el resultado, decidió no darle luz verde al proyecto, temiendo que desatara una guerra tecnológica sin control contra sus rivales. Seguramente Mercedes-Benz no tardaría en responder a la provocación del V16 bávaro.
Doble V16, doble el lujo
Así fue que el primer Goldfisch fue cancelado, con un solo prototipo construido. Al menos eso creíamos hasta hoy, porque un segundo BMW Serie 7 V16 existió. Mercedes-Benz respondió al V12 de BMW con su propio motor de doce cilindros, que eclipsó por completo al Serie 7. Motivo por el cual BMW decidió desempolvar la idea y concebir otro prototipo con un motor V16.
Eso sí, el segundo Goldfisch pasó por varios cambios. La carrocería del E32 fue modificada con un frente más largo y mayor distancia entre ejes, mientras que el motor de 6,7 litros era más suave, ahora usaba una transmisión automática y producía 348 hp. Su diseño era más imponente, eventualmente inspirando al siguiente Serie 7 E38 que debutaría en 1994.
Una vez más, el Serie 7 V16 de BMW se quedó solo en un segundo concepto, el cual permaneció en completo secreto hasta hace poco, cuando BMW reveló su existencia. Las marcas alemanas decidieron quedarse con el límite de los 12 cilindros, aunque no fue por no intentarlo. Se dice que Mercedes-Benz desarrollaba motores de 18 y 24 cilindros por esa época; mientras que Volkswagen exploraba sus motores en W y BMW jugó una vez más con la idea de un V16 luego de comprar a Rolls-Royce.
Sería Bugatti la marca que tomase la batuta de los dieciséis cilindros, primero en W con el Veyron y Chiron; para en unos pocos meses crear su propio V16, así como alguna vez lo soñó BMW.