Buenos días señoras y señores, vengo a arruinar un poco su día (en especial si es fan del Óvalo Azul). Resulta que 2023 será el último año de producción del longevo y exitoso Ford Fiesta, al igual que las minivan (o MPV) S-MAX y Galaxy; tres productos de Ford Europa que la marca confirmó cesarán su fabricación a mitad del próximo año.
¿Qué significa esto? Pues con el negro futuro de su hermano mayor más allá de 2023, y el fin de casi cinco décadas del Fiesta, Ford se queda sin un auto compacto y sensato en todos sus mercados. O dicho de otra forma, la marca decidió enfocarse en crossovers como el Puma, que será el modelo más pequeño de todo el portafolio de Ford a partir de 2024. Ni siquiera la electrificación sería la manera de ver regresar al Fiesta o Focus en forma de hatchback.
Legado de casi 50 años
Todo inició como un rumor esta semana, y lastimosamente Ford Europa confirmó hoy la noticia, citando que “se preparan para la transición a su futuro eléctrico (en 2030), por lo que el Ford S-MAX y Galaxy se dejarán de producir en la planta de Valencia, España; y la producción del Fiesta cesará en Colonia, Alemania, al final de junio de 2023”. Y sí, eso incluye al divertido y fantástico Fiesta ST.
Podrá ser el auto “más básico” del portafolio de Ford, pero la historia del Fiesta es longeva y rica en modelos exitosos en competencias y en la calle. Debutando en 1976 usando una plataforma modificada del Escort, el Fiesta se convirtió en un éxito en ventas, particularmente en Europa y el Reino Unido, manteniéndose como uno de los 10 más vendidos por décadas, hasta este año.
En ese tiempo el Fiesta tuvo sus variantes hot hatch en casi todas sus generaciones, usando nombres como XR2, Zetec S y el más reciente ST. El modelo demostró ser popular en Asia y Latinoamérica, donde también se ensambló con variantes sedán e incluso de carga (pickup). Aunque una séptima generación se mantuvo en Europa, en nuestras tierras el Fiesta MK VI fue el último, cesando su producción en Brasil en 2019.
Víctima de la electrificación
Lo curioso es que apenas hace un año Ford reveló un facelift del Fiesta, asegurando la longevidad de su pequeño modelo por al menos otros dos o tres años. Quizá la baja en ventas y la presión de los gobiernos por cumplir la meta de electrificación para 2030 aceleraron la muerte del pobre Fiesta. Tal vez aquella versión peculiar del ST que vimos hace un tiempo sea una despedida, así como el más reciente Focus ST.
Es posible que el nombre reviva como un auto eléctrico, ya que voceros de la marca nos dicen que “planean introducir tres modelos eléctricos en 2024”, que serán producidos en Colonia; planta donde se producía el Fiesta, y que por lo visto concentrará sus esfuerzos y equipamiento en crear autos con baterías y no con cilindros o pistones.
Una lástima, ya que siempre consideré que la séptima generación del Fiesta y su económico motor 1.0 turbo hubiesen sido excelentes opciones para Latinoamérica, en especial con hibridación. Me temo que de regresar, el Fiesta se convertiría en un crossover eléctrico por debajo del Puma, que se vende como pan caliente. Así que ahí va otro hatchback sensato y divertido que asciende al Valhalla vehicular, mientras todo el mundo prefiere SUVs.
