Cada vez que Porsche nos invita a conocer alguna de sus flamantes máquinas con el paisaje azteca de fondo, es imposible decirles que no. En especial cuando nos dan las llaves de su catálogo de juguetes, que incluyen al Porsche 911 Turbo S, 911 GT3, 718 Cayman GT4, el Cayenne off-road, en fin. Ah sí, con toda esa diversión casi se nos olvida el lanzamiento del Porsche Panamera para México y Latinoamérica.
Entenderá que es fácil distraerse con todos esos juguetes, en especial si hay un circuito cerca, por si notó nuestras historias recientes en redes. Volviendo al tema que nos compete, la nueva generación del Porsche Panamera no tardó nada en llegar no solo a México, sino el resto de Latinoamérica, expansión que irá completando poco a poco en los meses venideros.
Evolución de cuerpo y mente
Más que una revolución en diseño, ya sabe que Porsche es una marca capaz de crear diseños atemporales e irlos retocando y renovando con el paso de los años. Ejemplo perfecto de esto es el 911 y el Panamera, al ser en esencia ese deportivo pero con cuatro puertas, sigue una dirección similar.
Esta es la tercera generación del Panamera, que más que nunca balancea la sensación exclusiva de una berlina ejecutiva con el desempeño de un deportivo purasangre. A pesar de la comparación con el 911, el Panamera se asemeja más al Cayenne en términos de mecánica, propulsión y sistemas híbridos.
Las versiones que se acercan son el Panamera base, con tracción trasera o en las cuatro ruedas (Panamera 4) junto al todopoderoso Turbo E-Hybrid. La primera usa el ya conocido V6 twin turbo de 2,9 litros, retocado para subir a 349 caballos de potencia y 499 Nm de par.
En el lado opuesto está el Turbo E-Hybrid, combinando un V8 twin turbo con una unidad eléctrica para entregar de forma conjunta 670 equinos y un colosal torque de 929 Nm. En ambos casos Porsche utiliza una transmisión automática PDK de 8 marchas y, si la eficiencia es lo suyo, el Panamera híbrido puede recorrer unos 40 a 50 km con su batería de 21,9 kWh netos.
El refinamiento interior y exterior
No que esa sea la intención del Panamera, ya que es un sedán de lujo con bastante picante bajo el acelerador y en su andar. Si el 0 a 100 km/h en 5 o 3 segundos no basta, está su suspensión activa, sistema de estabilización de chasis, modos configurables de manejo y enormes frenos de disco de seis o diez pistones adelante, necesarios para contener las más de 2 toneladas de estos buques insignias de Porsche.
Al final del día, el Panamera es tan cómodo como su dueño lo quiera, para un sedán más agresivo Porsche ya tiene al Taycan. Siguiendo las similitudes con el Cayenne, la cabina recibe la nueva configuración de Porsche, con un clúster digital curvo inspirado en el Taycan, una pantalla de info-entretenimiento de 10,2” en el centro y una tercera interfaz sólo para el pasajero, con película de privacidad para no distraer al conductor.
La consola central fue rediseñada, gracias a que el selector de marcha se ubicó junto al clúster. Aún cuenta con botones físicos y mayor espacio de almacenamiento, no que su preocupación con un Panamera sea el espacio. Y como era de esperarse, los acabados de los asientos son de primera y se pueden personalizar.
Su exterior, de nuevo, es un claro ejemplo de evolución. Los faros son más grandes y con tecnología Matrix LED; mientras que atrás emerge una barra LED que adorna de lado a lado la parte trasera. Rines con tuerca central son opcionales, mientras que el modelo Turbo luce detalles oscurecidos cortesía del paquete Turbonite.
Hay Panamera para rato
Como tal, este es el lanzamiento regional del nuevo Porsche Panamera en Latinoamérica. No obstante, su expansión por toda la región tomará tiempo. Nada más en Colombia se hará una presentación que, al menos de forma preliminar, está prevista para mediados de 2024.
Quizá un futuro eléctrico compartido con el Taycan es algo redundante, pero Porsche está convencido que el Panamera tiene mucho trecho por delante. Queda claro con esta generación que Porsche quiere moldear al Panamera como un grand tourer de lujo, que sea capaz de devorar curvas o acelerar de forma monstruosa si se lo necesita.
