FSM-Beskid-106
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Una de las concepciones más comunes respecto al FSM Beskid 106 es que es el antecesor del Renault Twingo. Y en efecto cuando Patrick le Quément buscaba ideas para un reemplazo del R5, el Beskid 106 fue una inspiración clara. Sin embargo, la historia de este auto polaco es mucho más que eso. Y si bien no fue el primero en usar una silueta de monovolumen compacto, fue el primer proyecto que estuvo muy cerca de nacer.

Lo que quiero decirle es que el FSM Beskid 106 NO es el papá del Twingo. Es el sueño conjunto de una nación sumida en el comunismo y el fantasma de la Guerra Fría, un deseo de movilizar a la población con un auto moderno, honesto y económico, en vez de diseños reciclados de los años sesenta y setenta. Pero como muchas cosas durante esa época bajo la vigilancia del Kremlin, se disolvió en la nada, convirtiéndose en apenas un pie de nota en la historia. Uno bastante interesante que exhibe la resiliencia de un pueblo. 

Es cierto que sus formas son muy similares. Contrario a lo que piensa, Renault no se robó la idea del Twingo. Esta viene de mucho tiempo atrás.

“Fabryka Samochodów Małolitrażowych”

La historia de la marca que sería (parcialmente) responsable por este auto inicia en 1948. En ese año el gobierno comunista polaco funda FSO o Fabryka Samochodów Osobowych. Que en idioma español traduce y no estoy inventando: fábrica para producir autos. Inicialmente en el corazón de Varsovia, FSO producía copias de autos soviéticos (como el GAZ Pobeda) y luego se animó a crear sus propios autos, con la creación del Syrena. 

A mediados de la década de los sesenta FSO entró en una alianza con Fiat, para producir sus modelos bajo licencia. El primero fue el 125, seguido por el más famoso de todos, el 126p, también conocido como Maluch (el pequeño) o Niki. Este es sin duda el auto más popular en la historia de Polonia, produciéndose entre 1973 y el año 2000. Fue en los años ochenta que FSM (nombre de la alianza entre Fiat y FSO) decidió desarrollar un reemplazo.

Pronto el mundo vería un simpático auto en forma de pera o zapato. Lástima que no estábamos preparados, al igual que la economía en Polonia.

Sueño de “fábrica de autos pequeños”

Con esa idea en mente, y considerando que Fiat a esas alturas ya había reemplazado el 126, FSM se enfrentó a dos posibilidades. La primera era llegar a un acuerdo con Fiat para producir el Panda (o el Uno); o crear un automóvil de diseño propio, como lo fue el popular FSO Syrena. FSM se decantó por lo segundo, pidiendo la asistencia del Centro de Investigación y Desarrollo Automotriz (BOSMAL en polaco) para trazar las líneas de este nuevo auto.

Tenía que ser pequeño y sencillo de producir, tal y como lo era el 126p Maluch; tener gran eficiencia y economía de combustible, esencial para un país sumido en la crisis como Polonia. Corría 1981 y BOSMAL se puso manos a la obra. Con trazos de Krzysztof Meissner, un artista egresado de la facultad de bellas artes de la Universidad de Varsovia, emergió una silueta monovolumen pequeña, con dos puertas, espacio para cinco y un corte de cuña bastante aerodinámico. 

Pronto el diseño recibió aprobación, y bajo la dirección del ingeniero de BOSMAL Wieslaw Wiatrak el grupo se puso manos a la obra. El diseño preliminar exhibía un coeficiente aerodinámico de 0.29 CX, con algunas fuentes diciendo que era 0.27, bastante bajo para su época. En 1983 apareció el primer prototipo completado, después de numerosos modelos en arcilla y pruebas del concepto.

Bocetos del Beskid 106, con espacio de sobra para cinco adultos y algo de equipaje.

Volando cerca del sol… sin un centavo

Para abaratar costos, el FSM Beskid 106 se diseñó para compartir ciertas partes del Fiat 126p. No obstante, fuera del motor, piezas del interior, ejes y ruedas, ambos autos eran bastante diferentes. Si bien el motor de 2 cilindros y 4 tiempos del “Maluch” aparecía en el Beskid, ahora aparecía en la parte de adelante para maximizar el espacio de la cabina y con nueva puesta a punto de BOSMAL. Varios propulsores se consideraron para producción, de 2 o 4 cilindros y cilndradas de 600 cc hasta 1.1 litros. Se decía que el auto fácilmente superaba los 120 km/h y era capaz de una economía de 97 km por galón. 

Dos cilindros no es mucho, pero cuando este debe ser el primer auto de muchos, es más que suficiente.

BOSMAL logró producir 7 prototipos, la mayoría de ellos con una longitud de 3.2 m, distancia entre ejes de 2.1 m y una altura de 1.36 m, con 14 cm de despeje. Los propulsores otorgaban una potencia de 27 a 30 caballos, más que suficiente para mover al pueblo. Incluso un par de prototipos se estiraron hasta los 3.5 metros. Pero como es común en países comunistas cerca a la caída del muro, la economía era un absoluto caos. Le recomiendo la película “Walesa”, para que se haga una idea de la situación y salida de Polonia del comunismo.

Por esas cuestiones socio-económicas, el FSM Beskid 106 no superó la fase de prototipo, y aunque sus creadores pelearon con uñas y dientes para mantenerlo a flote, en 1987 su desarrollo se detuvo. Se trató de patentar su silueta monovolumen, pero la falta de recursos impidió renovar esa patente, momento en el cual todo es historia. El gobierno ordenó la destrucción de los siete Beskid, pero seis de ellos sobrevivieron y se encuentran en museos de Varsovia, Cracovia, Szczecin y Bielsko-Biała (casa de FSM).

Perdido en las montañas Beskid

El Beskid junto al Cinquecento que continuó su desarrollo y el incansable 126p Maluch.

Si bien un auto tan revolucionario con un origen tan humilde no fue, de cierta manera logró vivir a través de otros proyectos. Fiat se enteró de lo que BOSMAL planeaba y por ese entonces desarrollaba un reemplazo para el Panda, así que decidió integrar el progreso del Beskid 106 en lo que luego sería el Fiat Cinquecento. Solo que sin la silueta aerodinámica o motores de 2 cilindros. Fiat luego absorbió FSM para convertirse en Fiat Polonia, produciendo éxitos como el Cinquecento, Panda II y el eterno Fiat 500 de la actualidad.

Las mejoras de BOSMAL al motor del Fiat 126p se integraron en ese modelo, que vivió hasta el año 2000 y hasta tuvo una versión cabriolet. Aquí es donde tengo que decirle que BOSMAL ni FSM fueron los pioneros con esta silueta monovolumen. Citroën es quien podría considerarse el pionero, con un concepto llamado G-Mini en 1965. Y sí, con la misma carrocería monovolumen, que luego reapareció en el prototipo del Citroën AX. Aunque los franceses optaron por un hatchback más convencional. Hasta Renault probó suerte con esa forma en 1974, y muchos autos eléctricos de la época usaron ese corte monovolumen.

Es fácil decir que el FSM Beskid 106 es el papá del Twingo, pero la verdad es que la silueta monovolumen es invento de otros, y quién sabe qué tanto atrás se remonta. Pero el proyecto de BOSMAL sí es pionero en algo, y es en la idea de un auto monovolumen para todo el mundo. Uno que reune características como un propulsor económico y fácil de mantener, espacio justo para una familia y una honestidad brutal y hasta bella de apreciar. Características que luego el Renault Twingo logró aprovechar en 1992, con el apoyo de una marca mucho más grande. El Beskid es prueba de lo que puede lograr el ingenio humano cuando se tienen pocos recursos y un deseo de mejorar la calidad de vida de todos.

Finalmente el Beskid 106 fue un “qué pudo ser” asombroso. Un auto bastante adelantado a su época con una historia fasciante.
Andrés Suárez
Cine🎬/Fotografía📸/Autos🚗. A veces hablo locuras sobre carros en Fuel Car Magazine.

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