A diferencia de Estados Unidos y prácticamente el resto del mundo, el Ford Mustang fue hasta hace una década un “fruto prohibido” para Europa. Era posible importar uno pero no a través de métodos convencionales, hasta que Ford decidió llevar la sexta generación de su pony car al viejo continente. Desde entonces todos son felices y comen perdices, pero con una siniestra sombra acechando a sus espaldas.
Ese es el fantasma de las normativas de emisiones, que en Europa son particularmente estrictas e hicieron que el Ford Mustang lo pagara caro. Su V8 con cerca de 500 galopantes equinos que vive libre en Estados Unidos es “castrado” literalmente para poder entrar en el establo europeo. Misma situación que ocurre con el Toyota GR Yaris, GR Supra, BMW Z4 y en esencia cualquier auto divertido que intente llegar al viejo continente.
Tantos caballos y sin poder galopar
¿Por qué hablo con tanta convicción? Porque Ford acaba de lanzar el Mustang de séptima generación (S650) en Europa. Solo para estar claros en ese asunto, el Mustang GT con su motor Coyote V8 de 5 litros produce 480 caballos de potencia, o 500 hp si se trata del Dark Horse.
Pues bien, cortesía de un diferente filtro de partículas y otras “triquiñuelas” en su módulo ECU, Ford limitó la potencia del Euro-Stang hasta los 439 hp. O, si opta por el siniestro Dark Horse, este restrictor limita el galopar del potro a 446 equinos nada más. Menos que el Mustang GT que reemplaza, porque así es el maravilloso mundo de Europa que tampoco recibió al Shelby GT500 por la misma razón.
No obstante, el golpe anímico al V8 del ‘Stang no afecta demasiado su desempeño. Aún acelera de 0 a 100 km/h en menos de 4.5 segundos y la transmisión Tremec de 6 marchas sigue siendo la opción correcta o, si desea equivocarse, está una opción automática de 10 marchas.
Por todo lo demás, el mismo Mustang de EE.UU.
Fuera de esa pérdida de potencia notable, el Ford Mustang GT y Dark Horse son idénticos para Europa y EE.UU. Es un contraste interesante, si me permite comentarlo, porque Ford a un lado del Atlántico predica cómo se aferrarán al motor V8 incluso durante los tiempos oscuros de la electricidad. Mientras que al otro lado del océano se ven en la necesidad de ahogar dicho V8 para complacer emisiones. Lo siento europeos, pero tarde o temprano el único Mustang que tendrán es el Mach-E.
Si de casualidad vive en Europa, el Mustang inicia arriba de las 55.000 libras esterlinas y ofrece ese clúster/pantalla que ahora a todos les gusta, acabados metálicos, mucho cuero y el estilo rudo que lo caracteriza. Si quiere elevarse al Dark Horse tendrá que agregar 10.000 libras a la mezcla. No tendrá el poder para competir con el BMW M4, pero ofrece a los europeos una fracción de esa fascinación gringa en forma de un vehículo.
Al menos Ford intentó jugar bajo las reglas europeas y burlarse de los ambientalistas con su potro V8. Por eso, el Mustang europeo, ahogado o no, merece respeto. Además, nada que un buen especialista o preparador no pueda arreglar reprogramando el ECU del Mustang de nuevo, guiño guiño.
